Dice así :

“Haciendo una lectura sesgada y una aplicación muy “sui géneris” de la ley, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se convierte en maltratador de un menor. Un inmenso, redondo, hipócrita, perfecto y colmado maltratador de un menor: Marco Pérez. Siendo el peor de los maltratos el prohibir a alguien, menor, adolescente o mayor, cumplir su sueño legítimo (en este caso de ser artista en el toreo), Gustavo Petro maltrata a un menor utilizando el peor de los argumentos: que se va a maltratar y a explotar a un menor y se pone en riesgo su vida. La mafia llamando a la policía. Una argucia de miserable que no busca otra cosa que su venganza personal: acabar con el toreo. Petro no puede ver la plaza de Cali hasta la bandera de colombianos, al reclamo del arte de Marco Pérez. Un enésimo intento el suyo de acabar con el toreo como sea, subiendo impuestos, costes, en leyes a medida de la extinción de la Tauromaquia.

Jamás se probó que Petro, que llegó a formar parte de la cúpula de la Guerrilla Urbana M19 en Colombia, actuara en actos de muerte o secuestro. Esta no es la cuestión. La cuestión es que el M19 al que perteneció sí lo hizo, usando la violencia y el terror bajo el lema de que el fin justifica los medios. Siguiendo esta premisa, Petro añade una y otra vez medios usurpadores de democracia e igualdad contra el toreo, para el fin y acabar con el toreo. Marco Pérez es una herramienta en manos de Petro hacia su fin. Por tanto, Marco Pérez es usado en maltrato por un maltratador que ejerce como presidente de Colombia.

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