El poso de tristeza, de sufrimiento arrastrado en el devenir de los años desde la enfermedad mental que le afecta, no se aleja de su rostro. Por eso, parece increíble que un hombre con tratamientos de ruptura y mediaciones tan continuadas y fuertes, aguante el tirón de ponerse delante de un toro y ser capaz de crear momentos mágicos, de arte y plasticidad únicas, genialidades propias de un torero que sigue estando -como esta tarde en Sevilla se vio- bastante por encima de casi todos los demás.

Morante salió a por todas. Metido en su papel hasta en la vestimenta : no solo la montera, muchos elementos de su traje de luces evocaban tiempos antiguos, de Joselito, de Belmonte, de sabe Dios quien está en la cabeza del torero de la Puebla.
Morante estaba en el patio de cuadrillas de La Maestranza, este 1 de mayo de 2025, como ausente, ensimismado, pensando también sabe Dios en quien y en qué. Probablemente, por las más de tres décadas que ya han pasado desde que en un día como hoy, en esta misma plaza sevillana, aquel toro de Atanasio ("Cubatisto") diese una puñalada en el torax y corazón al inolvidable Manolo Montoliu, causándole la muerte casi instantánea. ¿Pensaba Morante en ello, en este día de triste efeméride en La Maestranza?... probablemente.

Pero también : ese Morante de aspecto "ausente" en el patio de cuadrillas maestrante, lo era en razón a estar mentalizado, plenamente mentalizado de que lo del Domingo de Resurrección (ovación y silencio) no podía volver a repetirse. En su mente idealizó dos faenas, en corte similar, a la antigua, destapando el tarro de las mejores esencias del Toreo de antaño, encarnando el papel de figura de otros tiempos... y fue así cómo apenas dejó un balbucear de cuatro palabras en el micrófono de Canal Sur que le acercaron, mientras "el avisador" hacía sonar un cornetín señalando que había llegado el momento de abrir el portón que da acceso a la arena, en tanto que el alguacilillo y la alguacililla -montados en dos cuidadas jacas- esperaban dentro del ruedo y la Banda del Maestro Tejera repetía una y otra vez las notas del pasodoble "Plaza de la Maestranza", con el que se arrancan en paseíllo todos los toreros, subalternos, picadores y monosabios, además de las mulillas enjaezadas, en el sevillanísimo coso del Baratillo.

Y la corrida de toros se hizo realidad. Toros con vocación de acróbatas en más de un caso. Volteretas sobre el costado, con lo que luego sufren y se descomponen en mayor o medida los astados. Si la primera no se pudo evitar, probablemente había que tener más cuidado después y no forzar en determinados lances... Los de Domingo Hernández no fueron gran cosa. Y con voltereta, en sus casos, acusaron merma. Alguno fue mal picado. Otro, vergonzantemente picado, lateral y a sangrar hasta la pata : la teoría del ahora verás, el caballo que todo lo arregla... transformada en este engallado se va a enterar -que diría el picador-. ¡Cuantas lecciones necesitarían recibir algunos en la universidad del inolvidable Anderson Murillo (q.e.p.d.)!. 

Fue una tarde interesante en cuanto a los subalternos banderilleros. Uno, Jorge Fuentes, fue arrollado y acabó en la enfermería, con suerte, tras haber estado a merced de la cuerna del morlaco que le echó al suelo cuando pretendía envolverse en auto-quite con el capote. Pero en general, los banderilleros anduvieron bien, con el portugués João Ferreira en su línea brillante habitual e Iván García obligado a saludar montera en mano.

Y toreó Morante. Dos toros. Y su actuación este 1 de mayo, en Sevilla, no puede individualizarse toro a toro, sino ser examinada en un global. Porque José Antonio no salió a distinguir una faena de la otra, sino a mostrar lo que traía en mente, del primero al último minuto... Y es así, cómo hubo varios momentos sublimes del torero de la Puebla. Varios apuntes, unos más largos, otros más breves que nos llevaron al pasado, en una especie de túnel del Tiempo para acercarnos esencias y perfume de otros tiempos del Toreo, en forma de momentos sublimes de Morante...
No podemos así hablar de faenas completas, pero existieron los suficientes momentos de tal intensidad y belleza plástica, que han de calificarse, tal vez, de especialmente únicos. Aquellos capotazos a una sola mano, aquella serie así, de cinco o seis seguidos corriendo el capote colgando desde una sola sujección (a una sola mano) fueron propios de lo que Morante es... un genio y, por tanto, no son otra cosa que genialidades. Pero hubo más, mucho más que eso en la tarde morantista sevillana.

Aquel primer toro, llamado "Treinta y dos" estaba gordo (582 kilos) y con la costalada que se dio se puso más rarillo... Había salido ya a la plaza como enterándose; pero Morante no dejó a los subalternos emplearse; permitió al toro un ir y venir... el diestro, firme, enhiesto, buscando desde la quietud y la sobriedad, al mismo tiempo la elegancia de interpretar así verónicas y chicuelinas, galleo hermoso y apuntes extraordinarios en lo que el toro, de ir y venir al capote cuando le place, permitía... 

Morante quiere controlar al desconcertante astado y... medir bien lo que hay que hacer, cuando aparece Juan Ortega intentando el quite por delantales. Estaba en su derecho Ortega, pero tal y como estaba aquel toro, no venía a cuento. Se preocupa Morante, pero insiste en el plan trazado. Midiendo bien lo que había que hacer, muletazos con clase hasta ir al tercio. Liga los pases, vibra el público -como había vibrado puntualmente en determinados lances de capote- y se arranca la Banda, suena la música y el pasodoble "Rubores" se hace presente. El toro va mostrando poco a poco su merma, Morante trata de disimular la situación y lo hace con esmero, con gusto, con cadencia y temple presente en los naturales y con derechazos hábiles para sostener el interés por la faena, que adorna cogiendo con la mano, en estampa a la antigua también, una de las puntas de los pitones del marcado con el "128" de Domingo Hernández.
Evidencia ya querencia por las tablas el toro. Morante lo prepara para la muerte. Un pinchazo. Suena un aviso. Otro pinchazo, este hondo. Tres golpes de verduguillo. Final de aquella faena. Morante lo había puesto todo, pero el toro puso muy poco y la voltereta hizo el resto. En la cabeza de Morante de la Puebla sigue el convencimiento de que los buenos y brillantes apuntes evidenciados eran una perfecta siembra para la expectación que rodearía su intervención en el cuarto de la tarde. Era cosa de sostener el plan trazado.

Llegó el cuarto. Se llamaba "Bodeguero", un cinqueño con 515 kilos. "¡Hombre, este es fino de hechuras", exclamó quien a nuestro lado veía la corrida. Le dije : "no importa, este Morante de hoy, tan autoconvencido, acabará por sacar petróleo...". Los lances y tandas de capote, más interconectados que en el primer toro, ponen la plaza en pie. Especialmente cuando lanceando a una mano, envolviéndose finalmente el cuerpo del torero en el capote... asistimos a un momento especialmente genial, único, de verdadera locura en la reacción de los tendidos. El maestro ordena a la Banda que toque. 
El toro es picado por Aurelio Cruz y los puyazos son traseros. Al piquero le vale para ser aplaudido cuando abandona por el callejón la plaza. Se pica tan mal actualmente que, ahora, hasta las apariencias se aplauden.
Morante había encendido la plaza con un tercio inicial de espectacularidad, sabores añejos en pinceladas de verdadero arte. Suficientes para saber que el público está con el. Era como en una de las tardes de gloria de Curro Romero y dicho sea sin ánimo de comparar; solamente comparar el ambiente, la expectación extrema. Morante lo sabía, se dio cuenta : "la plaza, por momentos, parecía un manicomio", dijo en el micrófono de la Televisión andaluza que devolvió el Toreo al Mundo este 1 de mayo.

Esta faena del cuarto, iniciada con un saludo de capote desbordante y finiquitada con una enorme estocada, marcarían el resultado de la tarde sevillana del 1 de Mayo. 
Morante había toreado con cinco o seis increíbles "largas" a una mano... en un tercio de capote brillante y donde las dudas que el toro despertaba quedaron aplacadas por la decisión firme del torero de dejar su firma, pasase lo que pasase, su rúbrica y sello personal  como "Papa del Toreo"... Por eso luego echó el resto para completar una realmente muy buena faena de muleta, en la que "Bodeguero" trató de complicar, avisando a Morante en algunos de los pases, punteando con leves derrotes que podrían afear las series. El maestro lo vio enseguida y... sin dejar de interpretar el toreo que trataba de hacer, aplicó al final de cada pase una especie de juego de muñeca que ipso facto retiraba al toro la posibilidad de afear tocando el engaño... fue como un golpe de magia, como una gran muestra de exquisita técnica que el torero puso en práctica, lo que le permitió redondear una muy buena faena, en donde las deficiencias del toro fueron tapadas y donde los tics de brusquedad y desacople que el astado pretendía imponer fueron transformados por el maestro en series de emoción, poderío y clase.

Había dejado en los primeros compases de capote lo sublime antes descrito. Luego, tomada la muleta y el estoque simulado, Morante se arrancó con "estatuarios" y pases de garboso desplante torero para sacar al toro a los medios y poner en ebullición los tendidos. 
Era el momento de -aparte las esencias del Toreo de antaño- no dejar que el triunfo se escapase. Era el momento de decirle al toro aquí mando yo, surgiendo así también el Morante realmente poderoso, que acaba con las intenciones esquivas del astado... Aplica trazos perfectamente diseñados, buscando el embroque perfecto, ajustándose lo más inmóvil posible a la postura inicial que en su mente había determinado viendo el tipo de toro que le retaba... De modo que, sin olvidar el temple que no debe faltar para combatir la brusquedad, Morante de la Puebla liga naturales de muy altos quilates y se apoya en muy notables derechazos como complemento, que acaban por ahormar al toro.

Cuadra a "Bodeguero" lo mejor posible. Dispone la espada como si de una escopeta infalibre se tratase, el torero sueña con el estoconazo certero, el toro con echar mano al torero... y en un instante, ambos ponen en práctica sus intenciones. José Antonio entra recto, lo que se dice verdaderamente recto a matar, no hay subterfugios; mientras, el toro se va a por el torero... Morante ha clavado hasta la empuñadura, pero el toro a punto ha estado de ponerle contra las cuerdas... tapándole la salida de la suerte final. Morante había elegido un terreno muy complicado para hacerla, tal vez porque sabía que ahí, precisamente ahí, podría acertar como tanto necesitaba. El toro quiso cobrarse un precio. Felizmente, solo Morante ganó la partida. Ante el toro y ante el público que atronó el espacio maestrante pidiendo primero una oreja y exigiendo luego la segunda...

¿Fue de dos orejas la faena de Morante a su segunda toro?. ¡Pues qué quiere que le diga... tal vez no, tal vez lo haya sido de una y media!. Pero mi abuelo Emilio (q.e.p.d.) que era sevillano y sabía mucho de toros, siempre me decía que "la importancia de matar a la primera y matar bien, debe de ser premiada siempre, salvo que el resto de la faena haya sido una mala cosa... es decir, una estocada realmente buena y bien hecha, que a la primera acabe con el toro, debería de ser casi siempre una oreja...".
En honor a mi abuelo Emilio diré que no es una exageración que Sevilla haya premiado con dos orejas este 1 de Mayo a Morante en su segundo toro... había en cierto modo bastantes razones para ello; y si alguna faltase, echemos mano de lo bueno que hizo en su primer toro, de los apuntes de sabor añejo que a lo largo de la tarde nos dejó y proclamemos, en anticipado cónclave, que efectivamente, "Habemus Papam, Habemus Papam del Toreo : Morante de la Puebla!"

Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería. Sevilla. Jueves, 1 de mayo de 2025. Toros de Domingo Hernández. Morante de la Puebla, ovación con saludos tras aviso en su primero y dos orejas en su segundo; Juan Ortega, saludos en ambos toros; y Pablo Aguado, saludos y silencio. 
Lleno con cartel en taquillas de "No hay billetes". 
CRÓNICA DE EUGÉNIO EIROA
Ilustraciones e imágenes : retransmisión de Canal Sur,
I.A. @elmaletilla, Pagés empresa de la Plaza de Toros de Sevilla, @herranmurillo