Por JESÚS LÓPEZ GARAÑEDA
Federación Taurina de Valladolid.

Pocas veces se presta ya la contratación de Pablo Hermoso de Mendoza, el rejoneador estellés que siempre ha causado admiración por todas las plazas en donde ha actuado llevando a lo más alto el arte de Marialva. La llegada de la manta del tiempo que cobija y señala la edad a cada persona produce que Pablo ya aparezca esporádicamente en una plaza de toros. La última vez que hemos podido verle ha sido en el aniversario centenario de la plaza de Pamplona en los últimos sanfermines forjando una faena merecedora de contemplación, señorial y templada con mando en plaza como suele decirse, a un toro murube de Carmen Lorenzo.

Personalmente este rejoneador me admiró cuando toreaba con ese animal tan bello y torero que se llamaba «cagancho», mostrando la calidad indeleble, la torería y el significado profundo de una doma singular en cuantas actuaciones tuvo hasta su desaparición.

Pablo Hermoso de Mendoza hoy tiene ya seguidor en su vástago Guillermo que quiere continuar la saga que abrió su propio padre y cuyo libro «el corazón de los caballos» seguro es cabecera y consulta para cabalgar en las corridas del llamado Bello arte del rejoneo. Desde que tomara la alternativa en Tafalla de manos del maestro Vidrié, muchos han sido los trofeos y galardones recibidos. Ahí están por ejemplo la medalla de oro al mérito de las Bellas artes; premios Cossío y un amplio abanico de reconocimientos en su dilatado oficio de torero a caballo con maestría y clasicismo.

Él mismo dice que no hay que rendirse nunca. Y aunque corre por ahí la rivalidad que más de uno espera ver en una plaza entre él y Diego Ventura, sin embargo el tiempo y la edad ya más que cumplida dejan de lado esta posibilidad al menos de momento.

Nuestro amigo el reconocido pintor vallisoletano Miguel Ángel Soria es el autor del dibujo que ilustran estas líneas como homenaje a un hombre que ha entrado ya en el libro de oro de los grandes rejoneadores españoles.

Gracias por todo, por tu elegancia y tu manera de ser y actuar, don Pablo Hermoso de Mendoza, rejoneador español.