Morante, la emoción que transmite un torero
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Por Jesús López Garañeda, Federación Taurina de Valladolid.
Foto : José Fermín Rodríguez
Morante, la emoción que transmite un toreroNo me extraña que Romerito de Jerez llorara de emoción en la Maestranza sevillana viendo la faena de Morante de la Puebla al toro de Hermanos García Jiménez a sus 90 años de edad y su cante por bulerías, afligido por una garganta ya cascada de la edad dejara en el aire el sentimiento convencido de haber presenciado algo grande, sublime, espacioso, único, en una plaza.
Morante de la Puebla citó en su faena al toro completamente de frente, sin mentira, sin medias verdades, dando el pecho y todo su ser ante los cuernos de un toro. Todo aquello lo estaba haciendo con el alma, con el espíritu envuelto en la aureola de sus huesos y sus músculos, sin parpadear, entregado, vaciándose en la sutil, elegante y hermosa faena.
Hoy comprendo a muchos de mis amigos, declarados morantistas acérrimos porque este torero está escribiendo una de las páginas modernas para la Tauromaquia de mayor interés y profundidad, lidiando en todas y cada una de las plazas, ofreciendo su valiosa forma de torear, artista irrepetible, pleno de sabor y sabiduría torera que supera el miedo y se integra en la unidad irrefrenable e indiscutible de un hombre, diestro torero, ante el animal bravo.
Morante ha llegado a lo hondo del sentimiento en una tarde pasada en Sevilla y transmitida para todo el mundo por la televisión. Caen los vítores, las alabanzas, los elogios como los sombreros lanzados desde el tendido con la pasión del encuentro con algo diferente, nuevo y viejo a la vez: Tauromaquia de ayer y de hoy, nunca olvidada que la hace cada vez más grande y eterna.
Amén, cigarrero. Gracias.