Badajoz) Tomás Bastos fue el mejor en medio de un descontrol presidencial propio de una portátil
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El presidente regaló una puerta grande cuando los parroquianos llegados en dos autobuses y afectos al cabeza de cartel reclamaron la segunda oreja.
El presidente no quiso saber nada de una segunda oreja por los seguidores lusitanos reclamada para Bastos tras su muy buena faena al último de la noche.
Fue injusto que el presidente -estuvo mal- regalase la puerta grande que directamente regaló Aquella faena no era de dos orejas pese a la buena voluntad del cabeza de cartel.
No habría sido justo -y en esto estuvo bien- que se la regalase a Bastos -pese a su gran faena- porque al fin y al cabo no mató a la primera.
En noche de regalos y por tanto injusticias, una de las dos orejas (1+1, una en cada toro) concedidas al acartelado en segundo lugar nunca se debió haber otorgado.
El descontrol presidencial fue obvio en el cierre de la Feria de Badajoz, novillada en donde lo más serio y lo más hermoso lo hizo Tomás Bastos, que nunca se descompuso y al que, de haberle funcionado la espada a la primera, nadie, ni el presidente, podría haberle hurtado la puerta grande. Porque el público, en dos tercios localista (el otro tercio de aforo cubierto eran portugueses) y durante la novillada a favor de los otros dos novilleros, acabó reconociendo que el "más torero" y el que "mejor toreó" en la tarde-tardía y noche ya de Badajoz fue un chaval de Vila Franca de Xira llamado Tomás Bastos.
Resumiendo : ninguno de los 3 tenía que haber salido anoche por la puerta grande de Badajoz. Tomás no salió. Los otros dos, sí. Una melonada, que convirtió un festejo en una plaza de gran solera, en lo que a veces son las novilladas en las portátiles de los pueblos, con el presidente de turno más preocupado en agradar a la parroquia que otra cosa...
E. E.)
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Fotos : FusionIntTauromaquia
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