...Y Pablo Hermoso de Mendoza dijo adiós a Portugal!
Pablo Hermoso de Mendoza dijo adiós a Lisboa. Ya le falta menos para decir adiós a las plazas europeas, mientras nos aseguran que en México aún aprovechará algo en este Otoño-Invierno y, entonces, sí, ya se habrá acabado su trayectoria como torero a caballo.
Pero este viernes de lleno y apoteósis de entusiasmo, Pablo Hermoso dijo adiós a Lisboa. Y fue hermoso ver cómo le sacaban en hombros de la plaza, varios de sus compañeros -de todas las edades- cavaleiros lusitanos. Fue, tal vez, la despedida de Lisboa que, probablemente, el navarro había soñado; con el público totalmente entregado y viendo hacia su brillante pasado, de maestría e innovación en lo que para el Toreo a Caballo este hombre supuso.
La corrida de Lisboa era también para celebrar los 80 años de los Forcados Amadores lisboetas. Y claro, esto arrastró lo suyo, entre antiguos forcados, actuales, nuevos, recuerdos, mirada también puesta atrás para ver y reconocer lo que este formidable grupo ha aportado a la Tauromaquia portuguesa durante 8 décadas. Celebraciones que no falten -y que tanto gustan en Portugal-, porque es señal de que el camino se sigue recorriendo. Si a eso se añade que el desempeño en las seis pegas de anoche -cinco al primer intento- fue rozando la excelencia, no se puede pedir más. Las placas, los detalles propios del homenaje, la ilusión que a algunos incautos les hizo ver allí a don Telmo, la constatación bien fundada -y bien aplaudida- de que Soares y Elísio siguen estando donde siempre estuvieron (en y con la Fiesta)... son envoltorios para adornar una noche de homenaje doble, al que se va (Hermoso) y a los que se quedan (los Forcados actuales de Lisboa), mientras en el ambiente y en el minuto de silencio guardado estaba el recuerdo y agradecimiento por los forcados que ya se fueron al otro mundo y, también, al cavaleiro Manuel André Jorge que acaba de dejarnos...
El lleno absoluto de Lisboa, las entradas agotadas desde unos días antes, son la fotografía final y para el recuerdo de la corrida de este 6 de Septiembre, situada adecuadamente en noche de viernes (y no de jueves) y finalizando en la madrugada del sábado en sus compases de cierre. Casi todo el mundo habla del llenazo... y algunos entran en el reparto de elogios, como colocando medallas de mérito a quienes creen que el éxito corresponde. De eso es de lo que -para algunos- se trata.
Pero otros pensamos que, estando muy bien el llenazo de anoche, en lo que hay que pensar no es en eso, sino en cómo y por qué en las otras tres corridas la plaza no se llenó. Es decir : hay que analizar qué no se ha hecho bien para que en las otras tres fechas, el cartel de no hay billetes no se hubiese colgado. A esto es a lo que, urgentemente, debe aspirar quien promueva las corridas en Lisboa, se llame Luis, Samuel, Jorge o el Lucero del Alba.
Lisboa, si solo da cuatro corridas tiene que llenar en las cuatro. Y llenar es llenar, no es andar echando unas monedas al papa-almoços para que este escriba que la plaza estaba llena cuando no lo estaba.
Porque además, ya lo dijo meses atrás uno de los tres que andan en Lisboa promoviendo corridas de toros en Campo Pequeno : "para tudo correr bem, teriam de ser quatro casas cheias, ou tres casas cheias e uma com 3/4...". Ahora que todo terminó y no fue como este señor metido a promotor taurino definió al inicio de temporada como necesario, hagan análisis de verdad y para el 2025, que seguirán ahí los mismos, hagan el favor de organizar y promover las cosas de tal forma que todo resulte en "quatro casas cheias, ou tres casas cheias e uma com 3/4...". Pero no por beneficiar al bolsillo del triunvirato, no; sino porque la Fiesta de los Toros en Portugal necesita de Lisboa con 4 veces puesto el cartel de "lotação esgotada"-ya que no dejan o no quieren dar más corridas-. Lisboa es, tiene que ser, el mascarón de proa de la Tauromaquia portuguesa. Y siendo tan poco lo que allí se promueve, todo lo que allí se promueve debe ser sinónimo de "casa cheia".
Volvamos ahora a lo de anoche.
Toros de Charrúa, al gusto del homenajeado Pablo Hermoso. Manejables, contribuyeron a lo que se pretendía, uno más descarado que el resto; toros "apropiados" y que no decepcionaron.
Forcados de Lisboa, en noche de emociones y recuerdos. Luego, en la realidad de ir para la cara del toro, mostraron estos forcados lo que son, un grupo siempre cohesionado, poseedor de una técnica, determinación y fuerza que los convierten en lo que vienen a ser, un colectivo serio, de auténtica primera división en el mundo de los forcados portugueses. Cinco pegas a la primera y una al segundo intento. Está muy bien en noche de cumpleaños (80) y celebraciones. Nuno Fitas, Tiago Silva, Miguel Santos, João Varanda, Duarte Mira y Pedro Maria Gomes fueron los forcados de caras, si bien el mérito debe de ser también repartido con los que integraron cada uno de los 8 "elencos" que afrontaron cada pega. Un grupo de verdad, calidad y empeño en hacer las cosas bien, que siempre prestigia a la Fiesta en Portugal.
La corrida desde el punto de vista de los cavaleiros fue dispar. Tal vez quien más regular se mostró, si valorásemos la dimensión global de las dos faenas de cada torero a caballo, sería el maestro Luis Rouxinol. No exento de algún pequeño titubeo, en general y globalmente bien podría decirse que estuvo en un plano superior a sus otros dos colegas de cartel. Rouxinol, tanto en su primer como en su segundo toro, tuvo momentos muy brillantes, de gran poder, de notable fuerza, de decir aún estoy aquí para repartir cartas; y de oficio, mucho oficio... que hay que tenerlo para ir sobre seguro a una porta gayola para recibir a un toro, o para poner en pié a la mayor parte del público en el arranque de una faena en banderillas con un momento verdaderamente marcante, lo que sitúa ya el escenario de la faena en un plano notablemente elevado, que es muy de agradecer por quien asiste a una corrida de toros y busca saludables "provocaciones" de ese tipo, en un inicio de una de las dos partes de una faena, sea en la fase de "compridos" o de "curtos".
El maestro António Ribeiro Telles volvía tras las no pocas fechas de parón, tras el gran susto habido al caer de mala manera a la arena, cuando inversamente saltaba la barrera en una plaza, huyendo de un toro "saltarín". Tal y como sucedió con sus compañeros de cartel, estuvo bien en uno de sus toros anoche y en el otro no tan bien. En uno de los astados, António cumplió el expediente, estuvo aseado pero poco más; no hubo la brillantez que siempre de el se espera, pero que no siempre puede surgir. Pero en el segundo, amigo mío, el maestro fue catedrático; desempolvó el libro, abrió las páginas del Toreo clásico y "a bordo" de sus caballos nos fue dando un gran recital sobre la arena en delicioso modo de expresarse como torero a caballo, con momentos de exquisitez que hemos de conservar en el recuerdo eterno cuanto antes, tratando de que no se borren, pues nada es eterno y más antes que tarde llegará el día -como ha llegado con el maestro Hermoso- en que Antonio cuelgue las casacas como torero en activo que deja de serlo. Fue una suerte que en uno de sus toros pudiésemos ver -en el marco del Campo Pequeno- a António en grande, en esta noche de homenajes.
Ya ahora, el maestro que se iba... Pablo Hermoso de Mendoza, tuvo una actuación en la línea de otras tres que le hemos visto en esta temporada. Un toro donde se muestra aseado, correcto, pero sin especial lucimiento; y otro donde, consciente de que se está yendo, de que el público ha pagado por ir a decirle adiós, destapa el tarro de sus mejores esencias e impregna el ambiente de ese "olor", de ese aroma tan sutil, a toreo fino, a caballos bien enseñados -casi a la perfección enseñados-, a ballet tan especial entre caballo y toro, que el clavar, el final-final de la suerte, ya parece casi accesorio, solo una guinda en lo alto del pastel, una rúbrica tras la obra bien hecha.
En el adiós a Lisboa, hubo un poco de todo eso que caracterizó al maestro Hermoso en la mayor parte de su brillantísima carrera. Y el público, claro está, supo agradecerle -y mucho- no solo lo bueno, muy bueno, que en uno de los toros por el lidiados pudo ver, sino todo lo que al Mundo del Toreo a Caballo había aportado a lo largo de décadas este torero navarro universal, creador e innovador, que supo beber excelentes principios en fuentes portuguesas para luego enriquecerlos, mejorarlos con el paso del tiempo y escribir así páginas y páginas de brillante, grandioso toreo a caballo, que ahí queda, para ejemplo de los que vengan detrás, empezando por su propio hijo Guillermo.