Informa "De Sol y Sombra" que el torero sevillano Borja Jiménez evoluciona favorablemente de la grave cornada en el muslo derecho sufrida al entrar a matar al sexto toro de la corrida de los Sanfermines, estocada tras la que le fueron concedidas las dos orejas que paseó su cuadrilla después de que fuera trasladado por las asistencias hasta la enfermería de la plaza.
Tras la intervención del doctor Hidalgo, que le descubrió una herida con lesión penetrante en el triángulo de Scarpa, que disecó la artería femoral y penetró de forma transversal hasta la parte externa del muslo, Jiménez fue ingresado en el Hospital Universitario de Navarra, donde ha pasado la primera noche con dolores pero sin fiebre, según los médicos.
La “limpieza” de la herida, que no afectó a vasos importantes, y la buena evolución hacen prever que el torero sevillano reciba el alta en los próximos días, a fin de recuperarse para su vuelta a los ruedos en una temporada en la que ha logrado éxitos como el de la Feria de San Isidro, donde salió a hombros de Las Ventas y se acabó proclamando triunfador del ciclo. Entre sus próximos compromisos está la plaza de Nazaré, Portugal, a primeros de agosto, a donde debería llegar ya plenamente recuperado.

En la corrida primera de las de la feria de San Fermín, Jiménez le hizo una animosa faena a un toro con clase de la divisa gaditana de La Palmosilla, del que el público le pidió esas dos orejas tras volcarse en la suerte suprema, momento justo en el que sufrió la grave cornada que le mantiene aún hospitalizado.

Borja Jiménez, antes de la cornada: «Este toro me va a coger, pero le tengo que cortar las dos orejas»
Borja Jiménez, con un boquete en la pierna que llegaba al triángulo de Scarpa, no quería entrar en la enfermería sin ver doblar al toro y sentir el reconocimiento de la plaza de Pamplona. Iba casi desvanecido, llevado por sus compañeros, y ni por esas soltaba la muleta. Al entrar con los doctores, sólo tenía una preocupación: haber gustado al público.
Pero, ¿cómo no iba a gustar después de haber cuajado a un importante toro, desde un despacioso inicio de rodillas, hasta ese espadazo a matar o morir, pasando por series en vertical entendiendo al público de Pamplona, pero llenas de verdad y profundidad?
Había enloquecido al público, y cortó dos orejas, que fueron la mejor medicina en esos momentos, sumando Pamplona como otro puerto de montaña conquistado este año por el triunfador de San Isidro. Y ya van…

«Sólo preguntaba que cómo había estado y que si le había gustado a la gente», contó Julián Guerra, apoderado del torero.
«Cuando le dije que había cortado las dos orejas, me dijo que quería cortarle la cabeza al toro, y ya no pudimos estar más con él, porque empezaron a operarlo». Al salir de la enfermería, seguía preguntando si de verdad había calado en los tendidos. Pudo comprobar él mismo que sí, ya que, cuando salió de la plaza en la ambulancia, había centenares de personas gritando ‘¡Torero, torero!’:
«Ahí se emocionó mucho, se derrumbó de emoción, no se lo esperaba que la gente aguantara, y más siendo el sexto toro en una ciudad en fiestas. Hora y media más tarde, aún no se podía mover el coche de cuadrillas de gente preguntando por él y pidiendo fotos».