TRIBUNA da TAUROMAQUIA + Fotos : D. R. Pulsar sobre cada imagen que quieran ver a mayor tamaño. __________________________________________...
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Dicho de otro modo : el propio reglamento taurino portugués es un perfecto coladero, a través del cual, en plazas portátiles y plazas fijas, se van a poder seguir haciendo las trapalladas que se hacen, soltando novilletes para una función, en donde se cobra entrada a precio sino de oro, suficientemente elevado como para que el espectáculo sea y deba de ser otro.
Tal y como está el reglamento, los sujetos que organicen corridas en plazas portátiles pueden comprar novillos (con 3 años y 1 día tan solo, y aunque estén escuálidos) y echarlos al ruedo de la desmontable... para ser toreados por cavaleiros profesionales ya con más mili que Cascorro... como sucedió en Ponte de Lima, como sucedió en Baiao, como sucede cada dos por tres en la portátiles (Montemor-O-Velho, por ejemplo; etc. etc. etc.)
Portugal tiene un reglamento taurino que es una perfecta calamidad... en muchos aspectos.
Porque además de echar novillos a la arena en las portátiles (y anunciar el espectáculo como "corrida de toros" sin que pase legalmente nada), pueden los promotores echarlos, con tal de que tengan 3 años y un día como mínimo, en plazas de tercera y... ¡de segunda categoría! (que ya tiene narices...). O sea, en Abiul, Alcácer, Alcochete, Aldeia da Ponte, Caldas da Rainha, Beja, Cartaxo, Estremoz, Montemor-o-Novo, Nazaré y un largo etcétera, con que lleves novilletes de 3 años y 1 día y que pesen 430 kilos... (que siempre serán más baratitos que los toros de 4 años) ya puedes montar una corrida de toros, aunque toree Moura padre, Moura hijo y todos los grandes nombres que quieras...
Pero si la corrida de toros la montas en Alandroal, Arronches, Arruda o similares plazas de tercera categoría, entonces basta que el novillete de 3 años y 1 día pese tan solo 410 kilos... con eso basta, ya el reglamento te lo permite... o sea, el propio reglamento es un coladero que permite torear novillos por toros en todo Portugal salvo en las plazas de Lisboa, Santarém, Moita, Vila Franca, Almerim, Coruche y Montijo, que son las plazas de primera, en donde se tienen que lidiar toros de verdad : de 4 años o más... y 450 kilos como mínimo.
En el resto de las plazas, sean de segunda o de tercera... pueden torear novillos o novillitos y llamar a eso una corrida de toros y anunciar en los carteles -como en la portátil de Ponte de Lima- : "6 imponentes toiros" aunque luego salga al ruedo lo que salió...
Por tanto, al igual que directores de corrida facilitan con su pañuelo que de la vuelta al ruedo un forcado que ha tenido mala tarde y solo fue capaz de pegar a la cuarta y con todos los 8 echados de golpe encima del toro... al igual que el reglamento no impide que el director(a) de corrida haga lo que le venga en gana y huya del sentido común... es el propio reglamento el que permite tropelías como la de este domingo en Ponte de Lima, con los famosos novillitos... Porque si en plazas de segunda y de tercera fijas ya se permite semejante geringonça como la descrita, ya nos dirán lo que interpretan que pueden hacer los promotores en el caso de las desmontables (porque nada dice en concreto el reglamento sobre ellas)...
Conclusión : la seriedad, el prestigio, el futuro de la Fiesta en Portugal necesita de un reglamento en condiciones, no esta especie de saco agujereado por donde todo se cuela, que en diferentes apartados es el reglamento actual vigente... un reglamento que al eludir los términos "toro" y "novillo" y hablar solamente de "reses"... la lía más todavía si cabe.
Más bien, no hay por donde cogerlo, en muchos de sus apartados...
Reúnanse cuanto antes en un congreso ganaderos, promotores, toreros, banderilleros, forcados... y promuevan algo serio, válido y que ayude a prestigiar la Fiesta en Portugal. El actual reglamento es incluso un gran aliado de los antitaurinos, tal como contempla ciertas cosas...
La situación actual requiere tomar medidas; lo de las portátiles ya clama al cielo... está hundiendo el prestigio de la Fiesta en Portugal, cuando tenía y debía de ser lo contrario.
