La ganadería de Passanha se llevó esta tarde los dos premios de presentación y bravura, en el concurso habido en la plaza de toros de São Manços, en su tradicional corrida de Pascua.
La pequeña plaza registró una gran entrada de público, llena, como también es tradicional en esta fecha.
Si hubiese un premio "limón" (censura) habría hoy que otorgarlo a los responsables del estado del ruedo, cara a las tremendas polvaredas que por momentos se levantaron y que hicieron a muchos de los espectadores presentes, comerse literalmente las arenas que llegaron a sus labios... ¡desagradable, lamentable maltrato así a los espectadores que son los que sostienen esto!.

Caballo grande, ande o no ande. Toro gordo, cuanto más mejor, así impresiona... Esas son aquellas máximas clásicas de siempre, instaladas en la vulgaridad y el desconocimiento. 
Instalados en esa línea, tal vez, ahora será cosa de añadir otra máxima a la vista de lo que hacen varios directores de corridas de toros, en Portugal : yo saco el pañuelo autorizando la vuelta al ruedo para cavaleiro y forcado y... allá ellos si la dan o no la dan luego. O sea : otro cachondeo... Aquí nadie quiere comprometerse en la toma decisiones que puedan gustar o no, aquí, la Fiesta Brava portuguesa, parece que hace algún tiempo que se convirtió en una especie de una especie de reino de los abraza-farolas.

Y una consideración más : en las actuaciones de los tres cavaleiros, maestros cavaleiros, hubo hoy una constante, tuvieron problemas en su primer toro cada uno, pero luego, en su segundo, salieron dispuestos a comerse el mundo, a mostrar que, efectivamente, son maestros y que... quien tuvo, retuvo... y además parece que están en forma.


El maestro João Moura toreó un ejemplar de São Martinho, de 525 kilos. Pero no acabó por estar a gusto con el y su faena no pasó de aseada. Con todo, el señor director de corrida que estaba de servicio, decretó que autorizaba la vuelta al ruedo del cavaleiro. Este, en un gesto de decencia profesional, optó por no dar la vuelta al ruedo que le regalaron desde el palco presidencial de la corrida. Este toro de São Martinho fue pegado al segundo intento por el forcado Caeiro, del grupo de Évora.
En el cuarto toro de orden de lidia, el maestro Moura recibió a un Passanha de 590 kilos. Y mostró que quien tuvo, retuvo (ya que andamos con frases hechas de toda la Vida). Lo recibió a la puerta de toriles y le dio un repaso de arriba a abajo durante toda la faena, con ganas, brillantez y enorme oficio, haciéndonos olvidar lo del primer toro de la tarde. Y dando una clamorosa vuelta al ruedo, al igual que el forcado Trinidade, del grupo local de São Manços, pegando al primer intento, también muy aplaudido.


El maestro António Ribeiro Telles enfrentó un Veiga Teixeira de 560 kilos en primer lugar. Como el toro se desplomó o descalabró a la salida de toriles, el público montó bulla. Y aunque el toro se recuperó, cuando parte de la vasca monta un pollo... ya una faena -por bien que se haga- comienza a desazonarse. Y eso es lo que pasó, António hizo lo que creyó oportuno al caso, con notable aseo también, y acabó dando una vuelta al ruedo al final. También mención de mérito para el forcado Coutinho, de los de São Manços, que pegó al primer intento.
En la misma línea que Moura, salió Telles a superarse en el quinto de orden : un buen elefante de Cortes de Moura, con 600 kilitos de nada. Lo recibió a porta gayola, no lo dejó pensar un solo instante, le dio una lidia como correspondía, y acabó haciendo una excelente faena que también superó y mucho lo del toro que al principio de la corrrida le había tocado en suerte. Este de los 600 kilos fue pegado al primer intento por João Cristóvao, del Grupo de Amadores de Évora.


Al maestro Luis Rouxinol le echaron un toro de Luis Rocha, de 540 kilos. El maestro de Pegões tuvo en suerte ese toro y en suerte también una caja de ferragem que tenía algún cumprido defectuoso, que puesto en sus manos, le creó dificultades para clavar en inicio de faena. Superado lo defectuoso de fábrica, Rouxinol pasó a ocuparse del toro, tapando bien sus defectos en una lidia adecuada y una faena in crescendo que incluso remató en alta. El director obsequió a Rouxinol con una vuelta al ruedo, pero el maestro Luis, también en rasgo de decencia profesional, optó por no aprovecharse del lavarse las manos al que asistimos en São Manços. 
Un torero, o un forcado que no quieran ser golfos de esos que se aprovechan y protagonizan teatrales vueltas al ruedo que no merecen, aunque se las regale el director "de serviço"... merecen ser destacados siempre.
Cuando un cavaleiro sabe que no ha estado bien del todo y rehusa dar la vuelta al ruedo con la que -sin que se sepa por qué- le quiere agraciar el director de corrida (o Delegado-Técnico, llámale como quieras), cuando un forcado rehusa dar la vuelta al ruedo tras no poder pegar al toro en el primer intento; estamos ante unas actitudes que honran a la Fiesta. Y a ver si a base de estas actitudes, reivindicando la necesaria meritocracia que tiene que haber, conseguimos que la Tauromaquia en Portugal entre en el camino adecuado. ¡Basta ya de regalar vueltas al ruedo!. Y que cada protagonista de las corridas, directores incluídos, asuma su responsabilidad al máximo para ver si de una vez y por todas damos credibilidad a lo que se hace sobre la arena. No todos los cavaleiros ni todos los forcados suelen estar a un mismo nivel y de excelencia, en una corrida de toros. Y siendo esto así, es obligación sagrada de quien corresponde, separar o trigo do joio...
Para cerrar la corrida, al maestro Rouxinol le echaron un toro de Condesa de Sobral, de 500 kilos. 500 kilos dan para que un toro se mueva, o para hacerle moverse... sin que un exceso de peso condene una faena. Rouxinol padre, que se las sabe todas y tiene más conchas que un galápago, aprovechó el toro de Sobral y lo exprimió al máximo. De arriba a abajo. Acabó con un enorme par de banderillas de los de su marca, también con un palmito cosa fina; pero no hay que olvidar lo que hizo antes, de principio a fin, en una faena muy notable, muy completa, muy en maestro, muy en Rouxinol que es sinónimo de darlo todo en una plaza, de torear sin dobleces ni geringonças por desgracia también presentes en este mundillo. Gran actuación del maestro de Pegões, el más joven de los maestros portugueses en activo.
La corrida se cerraría con una buena pega del forcado Moreno, al primer intento.


-------
tribuna da tauromaquia 
by VICENTE BARRERA
Fotografia : Gráficos de promoción de la empresa "Toiros e Tradições"
Recuerde : imágenes a mayor tamaño si hace click sobre ellas).
-------