Por Jesús López Garañeda Federación Taurina de Valladolid Foto : Daniel Ramiro Recientemente en la Feria terminada de Íscar he saludado a Ad...
Por Jesús López Garañeda
Federación Taurina de Valladolid
Foto : Daniel Ramiro
Recientemente en la Feria terminada de Íscar he saludado a Adolfo Arranz Repiso, un hombre comprometido con la fiesta y que tiene en una finca que llaman «Ilusiones» su partida de berrendos a los que cuida, alimenta, mima y entrena para recoger los toros de plazas, calles, campos y guiarlos hacia los corrales de la plaza. Me ha causado admiración siempre que este joven, al menos para mí, con quien en más de una ocasión he coincidido por esas plazas en donde él interviene con sus animales que calman, guiar y recogen los Toros de lidia con sus Berrendos al paso, sea capaz de hacer lo que hace con unos fieles animales.
No faltó tampoco una exhibición de sus bueyes en el mismo coso de Íscar ante una multitud de espectadores donde fue capaz de mostrar sus evoluciones a la voz, a la vara y a la indicación del ganadero, que admiraron quienes vieron la misma y aplaudieron a este hombre que tiene por ahí, en la Parrilla, cerca de Tudela de Duero, una colección de animales a cada cual más sabio y obediente.
En la fotografía de Daniel Ramiro se aprecia perfectamente cómo la parada de cabestros sigue tranquila, al paso de su cuidador, al que conocen y obedecen su voz.
Cholo Arranz abre cada día el cercado de su finca para mover, alimentar y estar con su ganado, al que educa, amaestra como si fuera él un virtuoso de esa manera de cuidar animales para acudir, cuando así se le requiere a algún pueblo a ejercer este importante e imprescindible trabajo campero.
Íscar, Pedrajas, Laguna de Duero… son alguno de los muchos sitios a los que va Cholo Arranz con su grupo de artistas apaciguadores de la acometida rebelde de un toro bravo, emplazado, duro de meter en toriles para realizar su importante actividad.
Y él fue también, aunque no lo diga, quien entregó como alguacilillo improvisado, ataviado con su traje campero, las orejas a los toreros merecedores de ellas.
Cholo Arranz, es también uno de los baluartes de la Fiesta de toros con sus berrendos.
Recientemente en la Feria terminada de Íscar he saludado a Adolfo Arranz Repiso, un hombre comprometido con la fiesta y que tiene en una finca que llaman «Ilusiones» su partida de berrendos a los que cuida, alimenta, mima y entrena para recoger los toros de plazas, calles, campos y guiarlos hacia los corrales de la plaza. Me ha causado admiración siempre que este joven, al menos para mí, con quien en más de una ocasión he coincidido por esas plazas en donde él interviene con sus animales que calman, guiar y recogen los Toros de lidia con sus Berrendos al paso, sea capaz de hacer lo que hace con unos fieles animales.
No faltó tampoco una exhibición de sus bueyes en el mismo coso de Íscar ante una multitud de espectadores donde fue capaz de mostrar sus evoluciones a la voz, a la vara y a la indicación del ganadero, que admiraron quienes vieron la misma y aplaudieron a este hombre que tiene por ahí, en la Parrilla, cerca de Tudela de Duero, una colección de animales a cada cual más sabio y obediente.
En la fotografía de Daniel Ramiro se aprecia perfectamente cómo la parada de cabestros sigue tranquila, al paso de su cuidador, al que conocen y obedecen su voz.
Cholo Arranz abre cada día el cercado de su finca para mover, alimentar y estar con su ganado, al que educa, amaestra como si fuera él un virtuoso de esa manera de cuidar animales para acudir, cuando así se le requiere a algún pueblo a ejercer este importante e imprescindible trabajo campero.
Íscar, Pedrajas, Laguna de Duero… son alguno de los muchos sitios a los que va Cholo Arranz con su grupo de artistas apaciguadores de la acometida rebelde de un toro bravo, emplazado, duro de meter en toriles para realizar su importante actividad.
Y él fue también, aunque no lo diga, quien entregó como alguacilillo improvisado, ataviado con su traje campero, las orejas a los toreros merecedores de ellas.
Cholo Arranz, es también uno de los baluartes de la Fiesta de toros con sus berrendos.