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tribuna da tauromaquia
Gracias a la gentileza de la empresa de Salvaterra (Vilhais) supimos en su día -con detalle- la historia esa de lo dispuesto por el IGAC (Ministerio de Cultura portugués) para a mitad de temporada (que já é obra!) reordenar, recortar o prohibir la estancia de los señores(as) fotógrafos en los callejones de las plazas de toros lusitanas...
Sin entrar a discutir, para nada, lo absurdo de imponer -en plan ordeno y mando- a mitad de temporada unas normas de funcionamiento que deberían de haberse pactado y consensuado en el invierno, no en plena época taurina en marcha... sí cabe decir que a este estado de cosas se llega, precisamente, por la actitud -entre otros- de algunos -no todos(as)- que se dicen fotógrafos y lo que vienen a ser es figurones que se pavonean por los callejones de las plazas, sacando pecho y haciéndose presentes en circunstancias incluso que nada tienen que ver con la labor pura y dura de un verdadero fotógrafo de medios de comunicación, que deberían de ser los únicos permitidos y presentes en los callejones de las plazas.
Pero partimos de un principio innegable : por lo general, los callejones de las plazas de toros en Portugal fueron desde siempre, la casa de Tócame-Roque... Tipos que allí no pintan nada, aparecían con un pegote en el pecho y... ahí voy yo que tengo vara larga con la empresa. Ya en el caso de fotógrafos(as)... para qué contar. Con el tiempo, algunos de estos, a la vista está, se creyeron los reyes del mambo ("os donos disto tudo")... y como "el sistema" que -más o menos- impera en el mundillo de la Tauromaquia portuguesa está en muchos casos viciado... pues ¡adelante!, señor fotógrafo, muévase usted por donde le venga en gana, salga cuando le plazca del burladero donde debería de estar quieto toda la corrida, etc. etc. etc.
Y lo peor del caso, es que así... por el pavonearse, por el figuroneo, por el mamoneo de unos pocos(as) acaban pagando justos por pecadores. Y es así que, ante el cachondeo en que se convierten en no pocas ocasiones los callejones de las plazas portuguesas, ha aterrizado el IGAC a mitad de temporada y... ha dicho aquí mando yo, diciendo a las empresas lo que vale un peine en el territorio de los callejones y, por tanto, sometiendo a los fotógrafos a unas normas de las que, en teoría, no debería de escapar nadie...
Es decir... todo eso dispuesto por el IGAC para controlar y hacer norma sobre quienes y cómo y cuándo deben de estar en los callejones (no afecta solamente a los fotógrafos, también a personal acompañante de toreros, ganaderos, etc.), en teoría ha entrado en vigor (en Évora no escapó nadie al asunto) pero en algunos lugares, en cuanto no anda por allí el inspector del IGAC, parece que se hace la vista gorda, para que -precisamente- esos provistos de máquina fotográfica que se dedican a pavonearse, a mamonear en los callejones, sigan haciendo lo que les sale de sus pelotas...
No hay que ser muy imbécil para no ser capaz de ver fotos de corridas habidas estos días pasados en plazas sin espacios suficientes en callejones (de acuerdo a la nueva norma del IGAC) y no entender que esas fotos no fueron hechas desde las gradas (bancadas) sino precisamente con el fulano retratista andando suelto y a su antojo por el callejón...
Los mismos señores del IGAC deberían de examinar esas fotos y tomar medidas inmediatamente. No se puede consentir el cachondeo en que acaba por convertirse esto : unos empresarios cumplen las normas, otros no, otros miran para otro lado... el caradura (la caradura) con máquina en mano que se cuela por aquí, que se mete por allí... ¿pero qué merienda de negros es esta?. Aquí no puede haber fotógrafos(as) de primera y de segunda... favorecidos y perjudicados; no. Aquí hay que controlar que quienes vayan al callejón sean fotógrafos que van a publicar esas fotos en días siguientes en un medio informativo de verdad, no en un pasquín o un blog de tapadera... Y si se verifica que no lo hacen, no vuelven a entrar de mangute en una plaza de toros. Punto pelota. Por ahí hay que empezar.
En segundo lugar : si se les autoriza a entrar para estar en el callejón, es para estarse quietos en la posición y lugar que se les asigne. Y desde allí, que disparen con sus teleobjetivos que para eso los inventaron. Pero al primer individuo(a) que se salga de su sitio, que ande fuera del lugar asignado, a la calle con el...
En tercer lugar : no pueden ser autorizados a estar en el callejón unos y otros no. Todos los que acrediten la condición sine quanom deben tener el mismo derecho a estar allí. Y si no hay espacio para todos, no puede haber para ninguno. En ese caso de no haber sitio para todos en el callejón, la empresa, en combinación con el IGAC, debería disponer que todos los fotógrafos debidamente acreditados (todos) se instalen en una zona acotada en las bancadas de la plaza, desde la que puedan hacer su labor en las condiciones más dignas posibles... montar una plataforma de madera con dos o tres escalones, poner allí unas sillas y colocar allí, uno a uno a los señores(as) fotógrafos... y que desde allí tomen todas las fotos que quieran, sepan y puedan.
Cabe esperar, después de lo sucedido, que ya mismo el IGAC haga cumplir sus propias normas y no transija con este cachondeo donde pagan justos por pecadores, donde en unos sitios no se permite y en otros -aún con menos condiciones- se hace la vista gorda...
¿O tenemos que recordar lo que sigue? :
Supervisão de espetáculos tauromáquicos
"Em Portugal, os espetáculos tauromáquicos são considerados espetáculos de natureza artística e enquadram-se em legislação específica.
A Inspeção-Geral das Atividades Culturais tem a competência tripartida de assegurar o exercício da atividade tauromáquica nos domínios do licenciamento, fiscalização e direção dos espetáculo, através da fiscalização e controlo das obras, do funcionamento dos recintos e da direção e assessoria do espetáculo, através de delegados técnicos tauromáquico - Decreto-Lei n.º 89/2014, de 11 de junho.
São delegados técnicos tauromáquicos, os diretores de corrida e os médicos veterinários, na qualidade de representantes locais da IGAC.
A Direção-Geral de Alimentação e Veterinária (DGAV), em articulação com a IGAC, assegura o cumprimento do bem-estar animal.
O acesso e exercício da atividade de artista tauromáquico e de auxiliar de espetáculo tauromáquico é regulado pelo regime jurídico aprovado pela Lei n.º 31/2015, de 23 de abril.
A realização de espetáculos tauromáquicos depende ainda do cumprimento das normas aplicáveis ao funcionamento dos espetáculos de natureza artística." (In IGAC web)