Lisboa, 26 de agosto de 2021. La Tauromaquia sigue viva en la Catedral...
Lisboa, 26 de agosto de 2021. La Tauromaquia sigue viva en la Catedral... |
"Uns seres lá fora, muitas pessoas cá dentro..." (Manuel Mata) |
Por Vicente Barrera.
Al final se vendió todo el papel disponible, las localidades permitidas por la DGS para la corrida de toros de este jueves, en Lisboa. El alboroto anunciado previamente y montado finalmente por ciertos grupos de sujetos intolerantes, radicales, fundamentalistas y antisociales, que llegaron incluso a deteriorar el pavimento de la calzada de la plaza que rodea la plaza de toros de Lisboa, solo sirvió para estimular más a los aficionados para acudir a la llamada corrida de homenaje al maestro João Moura, en la que participarían también sus hijos, Joao Jr. y Miguel, toreando con su padre un encierro del acreditado ganadero Veiga Teixeira.
La imagen de esta noche en la plaza de toros de Lisboa es esta que sigue abajo : miles de espectadores puestos en pié aplaudiendo en cerrada ovación a João Moura en el momento de comparecer en la arena lisboeta, en el inicio del espectáculo. Antes, minuto de silencio para recordar a Carlinhos Empis, que nos dejaba el pasado viernes, cuando menos lo esperábamos.
540 kilos tenía el primer ejemplar de Veiga Teixeira, que acabaría por dar buen juego y que correspondió en suerte a João Moura, cuyas acciones serían constantemente jaleadas y aplaudidas por el público, muy entregado a la causa de este homenaje al maestro. Moura hizo un triple brindis : al empresario Pombeiro, al público en general presente en la plaza y, aún, a los campinos. Estuvo con mucho oficio -no es para menos- el maestro Moura que deleitó con dos ferros compridos de buena nota y con unas farpas con preparación y suerte marca de la casa. Gran respuesta del público a los esfuerzos de Moura por agradar, cosa que consiguió.
Empezaba bien la noche que mereció el buen subrayado de los forcados amadores de Santarêm con la excelente pega a cargo de António Taurino y lograda al primer intento.
El segundo de Veiga Teixeira pesaba 566 kilos y sirvió para confirmar el excelente momento que atraviesa João Moura junior. Este mostró variedad y acierto, junto a excelente preparación de las suertes y las monturas. Se mostró muy lucido con las farpas, acabó en grande y fue muy aplaudido por los aficionados lisboetas. Muy bien Moura júnior y muy bien los forcados de Montemor, con João da Câmara como forcado de caras, pegando al primer intento.
Una perita en dulce de 554 kilos resultó el tercer toro de la noche, frente al que Miguel Moura instrumentalizó una faena variada, comenzando -como su hermano- con un excelente comprido aplicado en "sorte de gaiola". Miguel se esforzó al límite y logró momentos hermosos, remates que "davam nas vistas", no faltando un "ferro de palmito" como cierre de una francamente buena actuación. Junto a ello, los forcados de Santarêm aparecieron en escena para poner su nota brillante otra vez, al consumar una pega importante, al primer intento, Salvador Ribeiro.
El cuarto toro de Veiga Teixeira se acercaba a los 600 kilos (592 para ser exactos). El maestro Moura, muy concentrado en su desempeño, volvió a mostrar el capítulo por el redactado en su particular Tauromaquia dedicado a las "batidas al pitón contrario". Cada ferro curto por João Moura colocado era una lección; a cada cual más brillante. Quiso Moura -y lo logró- que su actuación este jueves en el Campo Pequeno no fuese solamente un recoger los aplausos y el reconocimiento general como gran maestro que es. Moura trató en todo momento de mostrar que quien tuvo, retuvo... Y mostrar, también, que no está acabado, que aún tiene por delante un tiempo en el que puede seguir dando cartas en la Tauromaquia portuguesa.
Tras la actuación de Moura y los grandes aplausos finales que recibió, fue el turno del forcado Francisco Borges, de los Amadores de Montemor, que -como su compañeros- cosechó una gran ovación del público, tras mostrar con arte cómo era posible detener aquel casi elefante y al primer intento.
542 kilos tenía el quinto de la noche. Este toro ya no interpretó bien la partitura del "yo colaboro"... tardón, esperaba en algunos momentos... Y aunque Moura junior trató de tapar al toro sus defectos, la realidad es que no fue esta faena al quinto -la de Moura júnior- como la habida en el segundo morlaco de la noche. Mucha voluntad por agradar, la de João Moura júnior, pero -aunque lo intentó- no se podía modificar el rumbo de los acontecimientos, la faena acabó por decir muy poco y así se fue consumando. El toro no mostró la calidad deseada, el cavaleiro trató de poner un cierto orden. Y poco más...
Francisco Graciosa, de los forcados de Santarêm, tuvo más complicaciones de las previstas y solamente logró consumar la pega al tercer intento. El quinto toro dejará muy pocos recuerdos esta noche...
Frente a un toro de 568 kilos. Al final, ni el padre, ni el hermano mayor... fue el Moura pequeño, Miguel Moura, quien se llevó el gato al agua en esta corrida de homenaje al maestro João Moura. Tras lo mostrado en el tercer toro de la noche, Miguel sabía que iba a tener a los aficionados bien dispuestos para ayudarle a ser el gran triunfador de la noche lisboeta. Puso de casi todo : comprido en sorte de gaiola; banderillas con la suerte bien preparada, terminadas siempre con evidentes dosis de vistosidad y ... aún un excelente hacer con los caballos; cerrando al colocar un buen ferro de palmo, para mostrar que no estaba allí como convidado de piedra ni para ser menos que su padre y su hermano. Miguel optó nuevamente por ser muy vistoso; el público le agradeció mucho su ostensible entrega en favor de una noche de Toros que iba por muy buen camino y que quedará para el recuerdo dada su condición de gran homenaje al maestro João Moura.
Solamente al segundo intento pudieron parar al sexto los forcados de Montemor. Fue Francisco B. Barreto el elegido para ir como forcado de caras al animal.
En resumen : noche agradable, público que respondió y por momentos disfrutó mucho con lo que sobre la arena de la Catedral del Toureio a Cavalo se llevaba a efecto. Interesante doble exhibición del pequeño Moura, Miguel, que entre pitos y flautas acabó como el vencedor de la noche. El homenajeado era su padre, pero el que sacó réditos del asunto acabó por ser el casi recién llegado a los grandes palcos de la Tauromaquia. Bien está lo que bien acaba.
Lisboa, 26 de agosto de 2021. La Tauromaquia sigue viva en la Catedral...