Marcos Bastinhas, toreando ayer con aplastante dominio de la situación y conectando con el público una vez más, el que no dejó de ser un toro penoso del ganadero Jorge de Carvalho

Bastinhas. Ahora es un fenómeno. Incluso para aquellos que hace un año le regateaban los méritos. Estos ahora, tras constatar que el maremoto puede llevárselos por delante, se deshacen en elogios; algunas de estas loas hasta ridículas de exageradas y fuera de lugar, por inventadas y poco sinceras que se observan. Ya se dijo hace tiempo que "quando a esmola é muita, até o santo desconfía...". Pues eso...

Bastinhas. Ahora es un fenómeno. Ahora, a su alrededor, comienza a tener una especie de enjambre, donde hay de todo : amigos sinceros, amigos interesados y no pocos aduladores, amén de algún sepulcro blanqueado... Y esta situación, propia de las figuras del Toreo, hasta es muy buena, porque confirma que el torero está ya arriba. Que ha alcanzado la cumbre.

Marcos Bastinhas tuvo en la pasada temporada muchos momentos en los que se mostró a una altura enorme. Y cuando así se mostró, estaba enviando un mensaje : ni estoy aquí para cubrir el expediente, ni estoy para sumar corridas sin más con el ánimo de ser el primero del escalafón -como algunos decían de el-... estoy para optar a ser el mejor, el más completo, el más ameno, el que más y mejor conecta con la mayoría del público. 
Aún así, le hurtaban el elogio, le escatimaban el aplauso, tanto los puristas como incluso los abrazafarolas. Y es que entre estos últimos hay, de tanto abrazar a todos, especialistas en abrazar a unos un poco más que a otros, dependiendo de donde sople el viento y según convenga.

Y así hemos llegado a este 2023. Y en tres actuaciones -y eso que con un solo toro en cada vez- va este Marcos Bastinhas y forma 3 líos... Y pone 3 plazas boca abajo. Y entonces... ¡ay, entonces!. El espectáculo ya no es Bastinhas, el espectáculo es ver a esos que no hace tanto andaban dando vivas en otras freguesias, cómo andan ahora alocados, de prisa y corriendo, desgañitándose, haciendo mil esperpénticos esfuerzos, para tratar de llegar como sea a los oídos del cavaleiro de Elvas, proclamando ¡eres el mejor, siempre dije que eras el mejor. Ya ves qué bien lo digo...!

Es cierto, nada... nadie mejor que esos sepulcros blanqueados para gritar : ¡Viva quien venza!

Post Scriptum)  En Cangas do Morrazo, provincia de Pontevedra, en Galicia, era famoso en el siglo pasado, un borracho que subía la cuesta de madrugada camino de su casa, tras haber cerrado un día sí, el otro también... aquel bar del que era cliente fiel. Preso de los efectos del alcohol, aquel pobre indivíduo, caminaba dando tumbos mientras pronunciaba para si mismo frases poco inteligibles. En su trayecto a casa, de vez en cuando, se detenía, tomaba aire, tomaba fuerzas y gritaba (esto ya perfectamente inteligible) : 
--- ¡Nunca te olvides. Siempre, siempre, siempre : viva quien venzaaaaa...!
El sujeto en cuestión, al cabo de años interpretando ese mismo papel del borracho en la madrugada, proclamando siempre la misma frase, pasó a ser conocido hasta su muerte como "el viva quien venza".

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tribuna da tauromaquia 
by EUGÉNIO EIROA
Fotografia : ROSALEA RYAN
Recuerde : imágenes a mayor tamaño si hace click sobre ellas).
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