Por Jesús López Garañeda, Federación Taurina de Valladolid
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En los Toros, como en la vida, nunca llueve a gusto de todos.

La puesta en circulación de los carteles de la feria de San Isidro en Madrid está dando, como casi todo en la vida, más que hablar y aprovechar para darle duro y en la cabeza al «productor» francés, adjudicatario protagonista de la concesión de la plaza por la Comunidad de Madrid, propietaria de la misma.

Hasta el diario El País, más dado a defender y postular cuestiones extrañas y contrarias a la tradición taurina creyéndose la piedra angular de la información en España, publica en sus páginas críticas a las decisiones que han parido la programación de esta feria de San Isidro 2023 y, como el Manzanares pasa por Madrid como el Pisuerga por Valladolid, aprovechan también para meter el dedo en el ojo a la Comunidad madrileña que ha dado el placet a la programación hecha pública.

Interesados en unos u otros toreros alzan la voz en el espacio reducido de sus redes sociales para indicar que falta este o aquel. Que siguen lidiándose toros de esos que están, como dicen, podridos, sin casta, bravura y echados a perder, perrillos amaestrados para mayor gloria de la figura lidiadora, en detrimento de otros de mayor espectacularidad y emoción pero poco cómodos y muy exigentes para los lidiadores.

Aquí todo el mundo protesta, alza la voz por los suyos, por sus intereses, sin darse cuenta que eso mismo busca quien es adjudicatario y encargado de llevarlo a efecto. Lo fácil es la crítica descarnada, hecha con mejor o peor intención y si se hace con el «por interés más te quiero Andrés» ahí está la madre del cordero.

Entra de lleno la televisión para acercar la imagen de las corridas en una diferente y distinta política de divulgación como la hecha hasta ahora: Anuncian que el canal autonómico retransmitirá nada menos que 14 corridas de la feria madrileña, eso sí de baracalofi, por la patilla, gratis total. Otra nueva cadena, esta vez deportiva, accede a la feria de Valencia y de Madrid y anda con Sevilla en la mira de su objetivo.

Y a los que somos de fuera, el Ayuntamiento no nos permite entrar con el viejo coche hasta Las Ventas por aquello de la contaminación y el cambio climático, salvo multa al canto. En fin.

Por recordar la anécdota de Morante cuando en Madrid se dirigió a un espectador que lo increpaba con aquel: «Baja tú y lo haces», bastante tienen ya los que pagan la entrada con abonar la misma para acceder al tendido para que además se dediquen a organizar a los demás sus relaciones mercantiles, si son empresas. Con lo que más de un empresario le diría al crítico: «¡Accede a la subasta y preparas tú la feria!»

Aquí todas las mercantiles quieren ganar su dinero con los toros: Los empresarios en sus plazas; los toreros en sus corridas; los ganaderos sacando sus reses de las fincas; los ayuntamientos en sus pueblos y ciudades donde se dan toros; los medios recogiendo las migajas publicitarias, que todos tienen que comer. Y los aficionados viéndolas venir. Pues nada, ¡adelante con los faroles!.

Fotos: José FERMÍN Rodríguez

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