Bastinhas, siempre sonriente, siempre amable... Redondo, otoño de 2018 - (Foto: Canhoto)


tribuna da tauromaquia

Esta foto de José Canhoto, tomada en el Coliseum de Redondo, en el otoño de 2018, es una de las últimas imágenes que se conservan del saudoso Joaquim Bastinhas. Porque luego, poco después, en el final de ese mismo año, fallecería en un hospital de Lisboa.

Cuando en pocos días se van a cumplir 4 años ya de la muerte de Joaquim Manuel Carvalho Tenório, conocido como Joaquim Bastinhas (Elvas, 8 de março de 1956 — Lisboa, 31 de dezembro de 2018)... esta foto del excelente repórter que es José Canhoto nos aviva más si cabe los recuerdos que Bastinhas nos dejó y nos hace lamentar -más aún- lo injusta y tan a destiempo que fue la muerte de tan popular cavaleiro.

Bastinhas era, por encima de todo, "o cavaleiro do povo" -como alguien le denominó-. Popular e ídolo de los "populares" (como en Portugal se conoce a las gentes del pueblo liso y llano). Su toreo conectaba con los públicos desde el primer momento en que pisaba la arena con sus caballos. 

4 años después de su muerte, no solo no se le olvida en el mundo taurino portugués, sino que se le echa de menos. Era la simpatía y la afabilidad personificadas. 

Su toreo, tan popular, no exento de alardes en determinados momentos de las faenas -que tanto gustaban a la mayoría de los públicos-, sin embargo, pese a la desaparición física del cavaleiro, no se ha perdido. Se conserva intacto, incluso acrecentado y mejorado, gracias al esfuerzo y continuidad que al mismo ha dado su hijo, Marcos Bastinhas, quien está alcanzando cotas de popularidad ya cercanas a las que su padre tuvo, superando a este ya -y no era fácil- en los desempeños en la arena, dentro de los cauces tan particulares del toreo made in Bastinhas que su padre durante décadas diseñó e interpretó.