tribuna da tauromaquia. 

El presidente de la República Portuguesa, Doctor Marcelo Rebelo de Sousa, anda estos días por la California estadounidense, allá donde radica una colectividad lusa y de luso-descendientes muy importante. Y resulta que entre las actividades y tradiciones que los que allí tanto sienten Portugal tienen... está la Tauromaquia, especialmente la Tauromaquia lusitana.

De modo que al prodigarse en saludos y abrazos con los lusitanos residentes en la zona, Marcelo Rebelo de Sousa no tuvo más remedio que dar unos vivas -como por otra parte bien merecen- a los que en la California USA tanto se esfuerzan por mantener viva la llama de la Tauromaquia dentro de las limitaciones que allí tienen.

Uno de los notables taurinos con los que se encontro Rebelo de Sousa fue el cavaleiro Paulo Jorge Ferreira, al que vimos en tiempo ya lejano tomar la alternativa en la plaza de Póvoa de Varzim. Paulo, que en Portugal carecía de las oportunidades de que sin embargo era merecedor... acabó un día por hacer las maletas e irse a California, donde se dedica a preparar caballos desde la nacencia de los mismos, teniendo en cuenta que es un formidable entrenador de equinos, a partir de los grandes conocimientos hípicos y taurinos que tiene. Así se gana la vida allá, siendo invitado, de vez en cuando, a actuar en las corridas de toros que a la usanza portuguesa periódicamente allá se celebran, aunque con la limitación de que las banderillas no clavan en el lomo del toro, sino que se adhieren a partir de un velcro que llevan en la punta, del mismo modo que al toro, en su lomo, con una buena dosis de pegamento, le colocan una tira grande contraria de velcro para permitir la sujeción final de la banderilla. Claro, los toros así, suelen allá andar más bruscos, más toscos, más complicados... pero al menos es la tourada que de acuerdo a la ley estadounidense pueden por allí celebrar, incluso con grupos de forcados propios, también de orígenes lusitanos.

Por esta Tauromaquia lusitana lejana se interesó Marcelo Rebelo de Sousa (eso sí, en Portugal no pisa una plaza ni por un asomo...) y... abrazó a Paulo Jorge Ferreira. Este, muy inteligente, en vez de regalar a Rebelo de Sousa una de sus casacas (que sabe Dios a dónde iría luego a parar...), pidió al presidente que tuviese la bondad de firmarla, de autografiarla... de modo que, luego, el cavaleiro la jubilaría inmediatamente y la colocaría en lugar de honor en su particular museo ya repleto de recuerdos taurinos.

Las fotos, que divulgó Paulo Jorge Ferreira, dan cuenta del momento en que Rebelo de Sousa echa la firma discretamente sobre la zona de uno de los hombros de la casaca, de modo que allí quedará el original autógrafo del señor Presidente de Portugal para la posteridad...