tribuna da tauromaquia by Araújo Maceira

Hubo cosas interesantes en la corrida de toros de este sábado en Vila Nova da Barquinha. De entre todo lo notable en positivo, si hubiese que buscar un triunfador, este sería Marcos Bastinhas, sin duda alguna. "El Comandante" salió arrollador a la arena. Dispuesto, rotundo, en su estilo, el que con tanta fuerza ha venido remarcando en esta temporada, Bastinhas -cada vez más parecido en gestos y acciones a su padre (q.e.p.d.)- tiene a la mayoría del público que asiste a una plaza siempre consigo. Se lo trabaja a conciencia... porque les ofrece espectáculo, entretenimiento de principio a fin; y eso es lo que el gran público, por lo general, quiere. El resto, lo clásico, lo que se hizo siempre, está muy bien, pero no le preocupa al Gran Público -llamémosle así a esa mayoría de espectadores que a las plazas van-, les preocupa a los puristas y... solo con los puristas no se llenan, ni por un asomo, las plazas. 

Por mucho que insistan los puristas en criticar -están en su derecho- el llamado "Toreo-Espectáculo" que acaudillan, sobre todo, Marcos Bastinhas y Emiliano Gamero, la realidad pura y dura de los hechos, ahí está. Fue, otra vez, ahora en Barquinha, Marcos "El Comandante" Bastinhas quien en medio de aquella gélida noche -increíble aquel viento frío en pleno septiembre aún- arrolló, dio la vuelta a los problemas que el toro tenía y... en un plis-plás se metió al público en el bolsillo. De su actitud en la plaza de Vila Nova da Barquinha da perfecta idea, la colección de fotos que ha preparado Araújo Maceira. Metido de lleno en su papel, quédense también con lo que expresa en muchas de esas imágenes el rostro de Marcos Bastinhas.

El toro número 45 de António Charrua cuyo peso no facilitó el señor speaker de la plaza -que ya podía haberse esforzado un poco más con esto de los pesos de los toros- que le correspondió a Bastinhas, tenía de salida fijeza, apuntaba ciertas condiciones interesantes que -se pensaba- podían ayudar a los propósitos del cavaleiro en su Toreo-Espectáculo. Pero el toro mudó un tanto su comportamiento tras los cumpridos... y sin llegar a rajarse, mostró que finalmente no era lo que parecía. Y aunque Marcos lo trabajó intensa y espectacularmente ya en la brega y lidia en la fase de cumpridos, la realidad es que llegado el momento de las banderillas y ferros curtos, empezó a cantar la gallina... porque aunque Bastinhas citó bien tras haber colocado en adecuado terreno al toro, resulta que este, cuando llegó el momento de la reunión, no acabó de definir, pareció reservón a la hora final de embrocar con el caballo, lo que obligó al cavaleiro a protagonizar -contra su voluntad- alguna acción con evidente distanciamiento al rematar la suerte... Se da cuenta enseguida Bastinhas, opta por intensificar rápidamente sus acciones dejando a un lado cierta base clasicista en su toreo; y apostando con toda rotundidad, en lo que siguió, por el espectáculo taurino puro y duro... y la mayoría del público, el sector más poblado, se lo agradecería con fuertes ovaciones. Ya hasta el final, tras dar la vuelta a las dificultades que el toro tendía a desarrollar, todo fue un clamor de los espectadores y un culminar faena en triunfo por parte del torero.


























































by Araújo Maceira

Hubo cosas interesantes en la corrida de toros de este sábado en Vila Nova da Barquinha. De entre todo lo notable en positivo, si hubiese que buscar un triunfador, este sería Marcos Bastinhas, sin duda alguna. "El Comandante" salió arrollador a la arena. Dispuesto, rotundo, en su estilo, el que con tanta fuerza ha venido remarcando en esta temporada, Bastinhas -cada vez más parecido en gestos y acciones a su padre (q.e.p.d.)- tiene a la mayoría del público que asiste a una plaza siempre consigo. Se lo trabaja a conciencia... porque les ofrece espectáculo, entretenimiento de principio a fin; y eso es lo que el gran público, por lo general, quiere. El resto, lo clásico, lo que se hizo siempre, está muy bien, pero no le preocupa al Gran Público -llamémosle así a esa mayoría de espectadores que a las plazas van-, les preocupa a los puristas y... solo con los puristas no se llenan, ni por un asomo, las plazas. 

Por mucho que insistan los puristas en criticar -están en su derecho- el llamado "Toreo-Espectáculo" que acaudillan, sobre todo, Marcos Bastinhas y Emiliano Gamero, la realidad pura y dura de los hechos, ahí está. Fue, otra vez, ahora en Barquinha, Marcos "El Comandante" Bastinhas quien en medio de aquella gélida noche -increíble aquel viento frío en pleno septiembre aún- arrolló, dio la vuelta a los problemas que el toro tenía y... en un plis-plás se metió al público en el bolsillo. De su actitud en la plaza de Vila Nova da Barquinha da perfecta idea, la colección de fotos que ha preparado Araújo Maceira. Metido de lleno en su papel, quédense también con lo que expresa en muchas de esas imágenes el rostro de Marcos Bastinhas.

El toro número 45 de António Charrua cuyo peso no facilitó el señor speaker de la plaza -que ya podía haberse esforzado un poco más con esto de los pesos de los toros- que le correspondió a Bastinhas, tenía de salida fijeza, apuntaba ciertas condiciones interesantes que -se pensaba- podían ayudar a los propósitos del cavaleiro en su Toreo-Espectáculo. Pero el toro mudó un tanto su comportamiento tras los cumpridos... y sin llegar a rajarse, mostró que finalmente no era lo que parecía. Y aunque Marcos lo trabajó intensa y espectacularmente ya en la brega y lidia en la fase de cumpridos, la realidad es que llegado el momento de las banderillas y ferros curtos, empezó a cantar la gallina... porque aunque Bastinhas citó bien tras haber colocado en adecuado terreno al toro, resulta que este, cuando llegó el momento de la reunión, no acabó de definir, pareció reservón a la hora final de embrocar con el caballo, lo que obligó al cavaleiro a protagonizar -contra su voluntad- alguna acción con evidente distanciamiento al rematar la suerte... Se da cuenta enseguida Bastinhas, opta por intensificar rápidamente sus acciones dejando a un lado cierta base clasicista en su toreo; y apostando con toda rotundidad, en lo que siguió, por el espectáculo taurino puro y duro... y la mayoría del público, el sector más poblado, se lo agradecería con fuertes ovaciones. Ya hasta el final, tras dar la vuelta a las dificultades que el toro tendía a desarrollar, todo fue un clamor de los espectadores y un culminar faena en triunfo por parte del torero.