rbtribuna by Eugénio Eiroa

Esto se está terminando. Quedan ya muy pocas corridas hasta que se baje el telón. Del 15 de septiembre en adelante, sabido es que el asunto decae notablemente. Sí, queda la Feria de Octubre, en Vila Franca, alguna que otra corrida o festival por ahí sueltos y... pare usted de contar. La Tauromaquia lusitana bajará el telón, salvo si al final se animan y hacen un 1 de Novembro en Cartaxo volviendo a la tradición de antaño. Pero esto está ya para el cierre de temporada, hacia ello caminamos vertiginosamente porque las hojas del calendario caen, una tras otra, hecho inexorable.

Pero otra cosa sería si la Tauromaquia lusitana tuviese un proyecto -en vigor- de presente y de futuro. Y aprovechase las plazas cubiertas para llevar a cabo en ellas una especie de temporada de invierno. Es una idea que ya desarrollamos aquí hace un año precisamente y a la que los agentes taurinos no han hecho ni puñetero caso.

Pero nuestra obligación está en insistir, en no cruzarnos de brazos. Es absurdo que habiendo plazas cubiertas como Évora, Elvas, Redondo... el propio "Campo Pequeno", no se haga lo que hay que hacer, una plataforma común de los empresarios taurinos portugueses, una especie de super-empresa, que -solamente para los inviernos- esté dispuesta a gestionar una serie de espectáculos taurinos, bien organizados, con atractivos carteles y que sostengan en el tempo de defeso la llama viva de la afición, aprovechando las comodidades que los aludidos recintos ofrecen.

Una temporada que podría comenzar el 1 de noviembre y cubrir los meses de Noviembre, Diciembre, Enero y Febrero. 3 corridas por mes, un total de 12 corridas, con escenarios en rotación de las plazas cubiertas a utilizar. Y esa plataforma empresarial que -bien gestionada, bien unida- tendría un montón de ventajas, a la hora de las contrataciones de toros y toreros, podría permanecer en pie, año tras año, para cubrir lo que se daría en llamar "la temporada de otoño-invierno" : 4 meses en los que la Tauromaquia seguiría siendo noticia, aunque claro está, limitada a las 12 corridas que bien escalonadas, utilizando fechas y horarios adecuados, serían llenos seguros, garantizados en esos recintos.

No nos entra en la cabeza que, año tras año, la Tauromaquia lusitana deje pasar esta oportunidad de innovar, de renovarse, de activarse también en el tiempo de defeso... No nos entra en la cabeza que se pierda oportunidad tan importante de romper con anquilosados planteamientos, que en el pasado podrían tener alguna razón de ser, al no haber plazas cubiertas, pero que ahora, sinceramente, acaban ya por ser insostenibles.

¿Qué sucede entonces?. Pues sucede lo que casi todo el mundo sabe y que los propios protagonistas -buena parte del "empresariado" taurino- no quieren reconocer : la gran mayoría se llevan como el perro y el gato; cada uno va a lo suyo; los intereses generales de la Fiesta les importan un pimiento de Padrón; lo de gestionar en conjunto -lo que eliminaría riesgos claramente y garantizaría resultados- es algo ni se les pasa por la cabeza...  etc. etc. etc.

Y así vamos. Luego, si un apoderado como Anão Madureira coloca un mexicano a torear en Portugal... lo ponen como chupa de dómine; aunque Gamero sirva para revolucionar un panorama taurino lánguido y donde el siempre lo mismo era -y aún es- la tónica general que a medio plazo lleva a la defunción de esto. La innovación no existe, ni quieren los que cortan el bacalao que exista en la Tauromaquia portuguesa -también en la española sucede tres cuartos de lo mismo-. La rutina, el más de lo mismo, es lo que cuenta, pero no es lo que sirve, lo que llevará a un futuro para la Fiesta. 

Pronto se acabará la temporada. Y llegará el aburrido invierno. A partir de mediados de octubre, esto será un desierto. Comenzarán las entregas de "premios a los vencedores de la temporada", con toda su parafernalia que a algunos tanto gusta. Pero... esas fiestecillas serán para ellos, solamente para los llamados "agentes taurinos". El gran público quedará -como en España también sucede... y tienen muchas más plazas cubiertas donde hacerlo- ajeno, desconectado, fuera de la actividad taurina, sencillamente porque en otoño-invierno no existe, no quieren que exista, aunque solo fuese testimonialmente, con 12 corridas grandes, importantes, de impacto; con 12 llenos de no hay billetes -que se podrían conseguir a poco que se promocionase y se hiciesen buenos carteles-... No interesa, no; lo que interesa es seguir haciendo cada uno la guerra por su cuenta y seguir caminando hacia un final que, aunque no se lo crean, así, un día llegará. Desgraciadamente llegará. Y no harán falta los antitaurinos para empujar definitivamente la Fiesta al abismo.