Eugénio EIROA. tribuna da tauromaquia.

Lisboa, anoche, lamentablemente, poco público para lo que "Campo Pequeno" necesita. No respondió la afición esta vez, pero habrá que preguntarse si el cartel decía al público algo especial... Y esa imagen de las bancadas apenas medio llenas, más bien medio vacías, no ayuda en nada al objetivo de conservar ese bastión de la Tauromaquia portuguesa. No vamos bien por este camino...

En la situación actual de Lisboa, los mejores toreros tenían que estar a la entera disposición del empresario-promotor. Lo dice claramente João Queiroz en su famosa "página 3" de la última edición de Novo Burladero : "Os toureiros também têm de entender, essencialmente eles, que neste momento, neste delicadissimo momento de incertezas que se vive no Campo Pequeno, era imperioso que todos estivessen unidos e remassen todos para o mesmo lado. Ate porque o Campo Pequeno pode tornar-se em breve numa miragem e depois será tarde demais para se carpirem mágoas. Era fundamental que os toureiros, os mais importantes, acima de todos os seus interesses, pensassem nisso...". 

Tiene toda la razón el prestigioso crítico y periodista taurino que es Queiroz. Era fundamental que las llamadas figuras de la Tauromaquia portuguesa pensasen acorde con lo antes resaltado en negritas, antes que en creer y exigir que un contrato para Lisboa -por ejemplo- tiene que ser de 12.000 euros mínimo, sino allí no toreo...

Por ahí había que empezar. Y empieza a ser tarde ya. El resultado es que el empresario de Lisboa cae en la apuesta por la apariencia y monta carteles como el de anoche, a 6, donde va de todo... Y no hay que ver solamente para la inclusión de los cavaleiros extranjeros.  Pero sí es cierto que ni Gamero ni Romero son unas grandes estrellas de esto del Toreo a Caballo. Con todos los respetos hay que decirlo. Los números del caballo rampante de Gamero, el Toreo al galope constante de Romero, están muy bien como novedad pero... en cuanto se ven un par de veces, aquello no da para más. Torear no es dejar al toro tirado en una esquina, marcharte al otro extremo de la plaza y poner al caballo andando a dos patas o haciendo numeritos... eso es Circo; no nos confundamos. Y hay que decirlo, con todos los respetos, pero hay que decirlo ya que otros no se atreven a decirlo. Si los reyes de la temporada portuguesa, este verano, son Gamero y Romero, anunciados cada dos por tres en todos los carteles, esto va mal, amigos míos, esto va realmente mal...

Anoche, en Lisboa, Gamero y Romero dejaron más bien que desear. Y como no tenían un segundo toro donde dar la vuelta a lo sucedido en el que cada uno lidió, pues.... Las cosas como son. Pero no solamente eso, con todos los respetos también, Lisboa merece otra cosa -y utilizo de nuevo frases del maestro João Queiroz escritas fechas antes de esta corrida- "com todo o respeito pelos nomes anunciados para a segunda corrida, não eram estes que tinham que estar no dia 4 de agosto a pisar a histórica arena. Na exiguidade de quatro corridas, a categoria tinha de ser outra, muito longe de uma "corrida para emigrantes". Assim é pensar "demasiado pequenino". E a pensar "tão pequenino" isto não tem hipóteses de sobreviver!"

Premonitorio lo escrito por Queiroz fechas antes de este 4 de agosto. Pero Queiroz sabe bien, sabe de sobra cómo están las cosas en la Tauromaquia portuguesa. Y convendría que, cada mes, los llamados "agentes taurinos" le leyesen con gran atención en su siempre aleccionador y más que interesante escrito de la página 3; el de este mes de agosto muchísimo más amplio que esas frases antes citadas, titulado "Nivelar por baixo...".

El cartel de la próxima corrida en Campo Pequeno no hay duda que es fuerte : Morante es un lujo. La vergüenza es que mientras Morante arrima el hombro y comprende la situación del Campo Pequeno, aportando su granito de arena (y a mentes inteligentes no son necesarias más explicaciones) algunas "figuras" del panorama portugués se salieron de madre e hicieron su contratación poco menos que imposible.

Por eso, si aún se estuviese a tiempo de enmendar el cartel previsto para la corrida final de este ciclo de cuatro, convendría repensar -por parte de todos, no solamente el empresario, también los cavaleiros-toreros comprometiéndose a hacer un esfuerzo, y lograr aún presentar lo que se dice otro cartel fuerte para cerrar en alta y salvar la "temporada" del Campo Pequeno.

Tal vez sea ya demasiado tarde. Tal vez. Pero una cosa está clara : não é "o público o responsável pela bandalheira a que isto chegou".