Marco José

6 de julio... se cumplen 27 años desde que el cavaleiro portugués Marco José tomó la alternativa. 27 años ya, porque el tiempo pasa volando.

27 años después, Marco José constata que valió la pena, porque lleva en el alma ser torero, torero a caballo en este caso. Y lograrlo y seguir toreando todo lo que ha podido en años siguientes, ha sido en el una constante, aunque a veces sea una miseria de ocasiones, las que puede ponerse la casaca contratado para enfrentarse a un toro.

Pero a Marco José le cortaron las alas hace ya algún tiempo. Como a algunos más, es cierto, pero le sembraron el camino de tachuelas, a veces con descaro, a veces con vale todo, a veces con indecencia por parte de algunos que andan en la Fiesta para servirse y no para servirla.

No nació Marco José en el seno de una familia pudiente, adinerada, sino de clase media, en donde su padre, un abogado, hizo por las aspiraciones de su hijo en ser torero, lo que pudo. Pero ni tenía fincas, ni tenía caballos, ni tenía toros, ni era del mundillo.

Para Marco José nada fue fácil. Tuvo que aprender y abrirse camino por si mismo y con enorme mérito, el de un prodigioso autodidacta. Aún recuerdo la ilusión con que se movía en sus primeros años tras la alternativa, en aquella finca alquilada, en un ramal a mano derecha, en la carretera que va de Leiria para Batalha. Sin apenas dinero, con una infraestructura bajo mínimos, con solamente un empleado ayudándole con todos aquellos caballos... aquello era de un romanticismo subido de tono, comparado con la ostentación y el poderío de que hacían gala otros cavaleiros, algunos de ellos hijos de papás pudientes, u otros que eran miembros de eso que en Portugal llaman dinastías, donde el que nace dice que quiere ser cavaleiro y lo fácilmente tiene todo rodado...

Recuerdo de aquellos tiempos, que en la competencia -y radicado en la misma zona- tenía Marco José a un cavaleiro que era hijo del dueño de una constructora de las más potentes en Portugal. El muchacho aquel no tenía ni puñetera idea... pero con el dinero del padre compró el mejor camión para los caballos, arrendaba los servicios de los más afamados banderilleros de entonces, se postulaba para torear en novilladas y corridas como amador y luego como practicante, en donde -se suponía- la contribución oportuna del padre se hacía presente ante el empresario que colocaba a aquel cavaleiro en los carteles. Tomó la alternativa finalmente... en una plaza que -desgraciadamente- poco después sería demolida. Fue todo un montaje, un show lo de aquel día... se repartieron entradas por toda la zona del pueblo de residencia del toricantano. Y allá marcharon llegado el día, a ver a "su" torero, ciento y poco kilómetros más abajo, en la corrida de la alternativa del hijo del constructor pudiente. Llevaban flores y en la vuelta al ruedo que dio el alternativado le lanzaron tantas que aquello parecía el paso de la imagen de un santo en una procesión, cuando le lanzan miles y miles de pétalos florales... ¡Qué exageración!.

Para la ocasión, al toricantano ya le habían regalado dos o tres caballos más o menos aprendidos, a los que siguió uno negro que era una joya. Toreaba solo aquel caballo prodigioso, como si fuese automático, de tanto y tan bien que estaba aprendido. Pero claro, el que montaba aquella maravilla de caballo, seguía sin tener puñetera idea de lo que tenía entre manos. Lo único que tenía claro es que quería ser torero... pero es como si yo digo que quiero ser astronauta. Para lo que sea... hay que tener condiciones.

Aquel joven siguió toreando algunas corridas durante un tiempo. Y yo siempre me pregunté cómo podían "contratar" los empresarios a aquel cavaleiro... no me entraba en la cabeza porque le vi tres corridas y no me quedaron ganas de volver a intentarlo. Pero ahí estaba... por detrás algunos taurinos se reían de el. Pero por delante, todos le reían las gracias... se notaba a distancia que era hijo de un padre que manejaba gran parné...

Poco a poco, aquello se fue apagando en pocos años y el que quería ser torero a caballo, que ya lo basaba todo en lo poco que pudiese salvarle aquel caballo aprendido-automático que montaba, entró en desesperación un día, cuando en la cuadra de la gran casa familiar, el famoso caballo comprado a golpe de buen talonario enfermó, agonizó y murió. Dicen que el cavaleiro apenado lloraba la muerte del equino, que le sirvió tanto y tan bien para disfrazarse de lo que no era : un torero a caballo, por mucha alternativa que tuviere. Pasado poco tiempo... el indivíduo desapareció de cualquier cartel de la Fiesta en Portugal. Se supone también que su padre estaba ya harto de poner y poner... para satisfacer el capricho de su hijo, que quería ser -y lo logró- "cavaleiro de alternativa".

Esta narración de estos párrafos anteriores, prueba -y no es solo ese caso citado- que hay quienes llegan a ser cavaleiros de alternativa, a base de los posibles que su familia tiene. Pero no son toreros, son tipos disfrazados de toreros, impostores al fin y al cabo, que lo único que hacen es taponar el camino de otros, ocupando lugares en carteles donde no están por méritos, sino por influencias, por tejes y manejes, por chalaneos, por dineros que se invierten comprando entradas al empresario para luego regalarlas y fingir un estado de cosas que no es la realidad... en suma, perjudicando claramente a la propia Tauromaquia.

Por contra : algunos como Marco José, salidos desde abajo, a pulso, hechos a si mismos, comprando caballos cruzados por ahí a precios de saldo para luego obrar milagros con ellos -y solamente cuando se puede-, sin empleados que les tengan todo servido y dispuesto, sin tratadores de caballos de primera línea, sin educadores de los equinos para perfeccionarlos en el arte de torear... alquilando unos terrenos para allí montar unos establos y un rudimentario picadero... algunos así, sin medios de "apoyo" que se hagan presentes ante empresarios de las plazas, las han pasado canutas para ir toreando, las siguen pasando y las seguirán pasando. Y no porque no sean toreros de verdad -que lo son-, de alternativa, sí, pero de indudable mérito, porque lo suyo no fue precisamente coleccionar a golpe de talonario todas las actuaciones previas que se exigen para luego tomar una alternativa...

Cavaleiros, toreros a caballo como Marco José, hacen falta en la Fiesta. Porque la Fiesta no puede ser solamente para ricos, para hijos de familias pudientes, para satisfacer el capricho del nene... La Fiesta tiene que ser para todos, en igualdad de oportunidades, en justa valoración de méritos... Así debería de ser y que luego, la calidad, la verdadera valía de cada uno sobre la arena, justifique las contrataciones y no el intercambio de cromos, el juego de intereses entre apoderados-empresarios entrecruzado en gran geringonça también a veces con el interés del pariente que es ganadero, etc. etc. etc.

27 años después, duele ver que esfuerzos como el del cavaleiro Marco José -y como el de Vítor Ribeiro y unos cuantos más- se hayan ido al garete, o casi, porque no están amparados por "el sistema". 27 años después estamos igual, quien sabe si peor, que en la época del hijo del afamado constructor del que antes hablábamos. No decirlo, callarlo, taparlo... es dar otra cuchillada más a la Tauromaquia. Por eso, este aniversario de alternativa de Marco José sirve para esta reflexión.

Marco José, como Vítor Ribeiro, como los otros que han sido marginados, relegados, zancadilleados, que acabaron por torear poco o nada, son las víctimas de un sistema viciado, absurdamente viciado... No hay nada peor para la Tauromaquia que tolerar que en un espectáculo toree un señor o una señorita que tiene muy poco o casi nada de torero(a). Sus mismos allegados, a poco que viesen que el tipo en cuestión no ha sido llamado por el Señor para semejante ocupación, deberían de decirle : mira nene, dedícate a estudiar, a trabajar, a lo que quieras menos a esto que no es lo tuyo... Comprándole el caballito ya aprendido, hablando con el empresario aquel para que lo meta en aquella corrida o festival, lo único que están haciendo es contribuir al ridículo del familiar caprichoso y de paso... a truncar la carrera de quienes por méritos propios y capacidad, merecían y merecen torear, al menos de vez en cuando...

Al final, toreros válidos como Marco José y los Marcos Josés a los que va dedicada esta historia, tienen que ganarse la vida, adiestrando caballos -a veces, para más inri, para los hijos de papá-, dando clases de equitación, mostrando lo mucho que saben en clinics y cursos de formación... y conformarse con ello, cuando podían estar toreando codo con codo -o casi- con los que cortan el bacalao taurino...

La Vida es así, sí; no hay duda. Pero por mucho que así sea la Vida, no hay razones morales que impidan decir la verdad de lo que sucede.

Así es, si así os parece...

EUGÉNIO EIROA


MARCO JOSÉ - 27 ANOS DE ALTERNATIVA.
06/07/1995 - 06/07/2022
Marco José cumpre hoje 27 anos de alternativa.
Foi a 6 de Julho de 1995 que o cavaleiro natural das Caldas da Rainha, recebeu na praça do Campo Pequeno, no decorrer da 31ª Corrida TV, a alternativa de cavaleiro profissional, apadrinhado por Paulo Caetano, com o testemunho de Joaquim Bastinhas, António Ribeiro Telles, Rui Salvador e José Manuel Duarte e os forcados do Aposento da Moita, com toiros da ganadaria do Engº José Luis Sommer D'Andrade.