Texto : ONG Cultural Joselito"El Gallo"

!!Sanfermines!! (la historia)

Los encierros de San Fermín tienen un origen Medieval en la "Entrada" de los toros de lidia, a las dehesas de la Ribera Navarra dirigida por los pastores Navarros hasta la plaza Mayor, que servía de coso taurino al no existir una plaza de toros.
La noche anterior a la corrida la pasaban acampados cerca de la ciudad y, al amanecer, entraban a la carrera arropados por los Cabestros y acompañados de gente que, a caballo o a pie, ayudaba con palos y gritos a encerrarlos en los corrales, acto que era obligado de realizar en todas las plazas de toros los días que había corrida.
En 1.776 se construyó el primer vallado del recorrido hasta la plaza de toros, que estaba situada en la actual Plaza de Castilla.
Luego llegaron los trenes y los camiones y esta práctica fue desapareciendo en la gran mayoría de las poblaciones excepto en algunas como Pamplona, donde lejos de extinguirse, se fueron convirtiendo poco a poco en el espectáculo que hoy conocemos, motivado por la idiosincrasia del pueblo navarro.
A finales del siglo XIX, se produjo el gran cambio donde se pasó de correr detrás de ellos para ayudar a encerrarlos, a correr delante, siendo así como se convertiría en costumbre popular.
Ya en 1.856 pasaría a denominarse con el nombre de “Encierro” y corriendo por primera vez por la conocida calle Estafeta.
En 1.867, el consistorio dicta un bando para reglamentar la carrera, y se documenta el primer "montón" en 1.878.
El primer encierro de las fiestas es el del día 7 de julio y el último el del día 14.
Antiguamente el horario de inicio era a las 7,00 horas pero desde que se estableció el horario de verano en 1974, los encierros comienzan todos los días a las 08:00.
A esa hora salen los toros desde los corrales de Santo Domingo, donde han pasado la noche, hacia la plaza para recorrer unos 849 metros.
El Encierro consiste llevar a la plaza cada mañana a los seis toros que van a ser lidiados a las 18:30 de ese mismo día en la corrida de toros.
Antes de correr el encierro, los participantes piden ayuda a San Fermín mediante unos cánticos que se entonan en la cuesta de Santo Domingo (al inicio del recorrido) 5, 3 y 1 minutos antes del encierro; es decir, a las 07:55, 07:57 y 07:59.
Desde el año 2009 los cánticos se interpretan tanto en castellano como en euskera.
A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición.
Entzun, arren, San Fermin zu zaitugu patroi, zuzendu gure oinak entzierro hontan otoi. ¡Viva San Fermín! ¡Viva! Gora San Fermin! Gora!
La versión en castellano de este cántico dedicado al santo era y es parte del himno de una de las peñas de mozos más antiguas de la ciudad, La Única (fundada en 1903).
La estrofa en cuestión fue añadida por un miembro de los Iruñako a la composición del maestro Turrillas para esta peña.
El recorrido se realiza a lo largo de las calles de la Parte vieja de Pamplona, comenzando en los corralillos de la cuesta de Santo Domingo, subiendo hasta la plaza Consistorial y girando por la calle Mercaderes, para acceder a la Calle Estafeta que conduce finalmente por el tramo de Telefónica hasta el callejón que entra a la plaza de toros.
La esquina entre Mercaderes y Estafeta es un lugar muy solicitado por los fotógrafos, y es en esta última calle donde se puede ver el tramo recto más largo de los encierros.
La manada traza el recorrido completo en unos cuatro minutos de media, a unos 25 km hora y está compuesta por seis toros y ocho cabestros, seguidos de unos mozos que hacen de pastores en caso de que los toros o los cabestros se queden rezagados.
Los pastores van identificados con un brazalete, actualmente de color verde, y recientemente han adoptado una indumentaria de ese mismo color para diferenciarse claramente del resto de participantes en la carrera.
Fundamentales en el encierro también son los dobladores, siendo 4 profesionales taurinos que portando un capote son los encargados, en caso de que se quede algún toro rezagado de la manada, conducirlo a punta de capote a los corrales procurando llevarlos en línea recta para que no cojan resabios que pudiera afectar a su lidia de la tarde.
Las Ganaderías cambian cada día, puesto que es la que lidia por la tarde, Participando un total de 8 ganaderías a lo largo de los sanfermines.
El encierro es visto por los asistentes desde los vallados de madera que se instalan a lo largo de las calles, desde balcones privados, o bien en la propia plaza de toros.
El encierro también tiene su lado trágico. Al menos 16 personas han muerto en la carrera desde 1910. Aunque la seguridad y el dispotivo sanitario son cada año más avanzados, el encierro sigue siendo muy peligroso, algo que demuestran las 16 personas que han muerto en la carrera desde 1910.
Estos son los fallecidos en el encierro. En el año 2009 se produjo el que hasta ahora es el último fallecido por asta de Toro en Sanfermines.
Daniel Jimeno Romero falleció a las nueve menos cuarto de la mañana tras recibir una cornada en el cuello a la altura del tramo de Telefónica.
El corredor ingresó en el hospital en parada respiratoria y los médicos no pudieron hacer nada por su vida.
Desde el principio el toro «Capuchino» se fijaba en los corredores y no seguía la trazada de sus hermanos ni de los cabestros.
De hecho, nada más entrar en la plaza del ayuntamiento no realizó el giro habitual a la izquierda y se llevó por delante a varios corredores. Quedó rezagado, empitonó a otro corredor en Mercaderes y ya realizó solo todo el recorrido.
En Telefónica no siguió tampoco la trazada habitual y embistió a un grupo de corredores que se situaban en la parte derecha del vallado.
Daniel Jimeno estaba en el suelo e intentaba retirarse tras una caída. «Capuchino» embistió al grupo y le alcanzó en la zona de la clavícula izquierda de arriba hacia abajo.
La herida intraclavicular le seccionó la vena cava y le hizo perder mucha sangre. Fue trasladado al Hospital de Navarra, pero sus heridas eran incompatibles con la vida.
En el 2003 fue Fermín Etxeberria Irañeta, un corredor pamplonés habitual del encierro desde los 14 años, quien sufrió el violento envite de un astado de la ganadería de Cebada Gago en el tramo de Mercaderes, lo que le produjo un fuerte traumatismo craneoencefálico.
Trasladado con urgencia a un centro hospitalario, tres días después hubo de ser intervenido al sufrir hipertensión arterial.
Desde ese momento quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Navarra, donde permaneció en coma y con ventilación mecánica hasta finales de septiembre.
El 24 de septiembre fallecía a los 63 años en la Clínica San Juan de Dios de Pamplona después de permanecer dos meses y medio en el hospital.
En el año 1.995. Matthew Peter Tasio de 22 años de edad, durante su primera visita Pamplona y después de pasar la noche con un grupo de norteamericanos que habían conocido, se disponía a correr el encierro antes de marcharse de regreso a Illinois (Usa).
Aquel 13 de julio el recorrido del encierro se encontraba repleto de corredores. La manada salió a gran velocidad, creando momentos de gran tensión y varios conatos de montones en los primeros metros.
Uno de los astados, de nombre «Castellano», avanzaba en primer lugar y mientras tanto, unos metros más arriba, a la entrada de la plaza del Ayuntamiento, el joven Peter Tasio tropezaba con la acera del Ayuntamiento e intentaba ponerse de pie como podía. Después de recobrar mínimamente el equilibrio Peter Tasio cayó de nuevo al suelo al encontrarse con otro corredor que intentaba llegar al vallado.
Fue entonces, al intentar levantarse de nuevo, cuando el joven se vio arrollado por ese primer toro de 575 kg. que le empitonó en el abdomen y le provocó una rotura de la arteria aorta, que resultó ser mortal.
La herida le produjo una anemia aguda y le ocasionó la pérdida del 90% de la sangre antes, incluso, de llegar al Hospital de Navarra.
El traslado fue muy rápido, el equipo de la Cruz Roja tardó tan sólo 8 minutos en llegar al centro hospitalario, pero para entonces, Matthew Peter Tasio estaba inconsciente y su estado era muy grave. A pesar de los intentos de reanimación falleció a los pocos minutos.
En 1.980 fueron dos los fallecidos que paradójicamente protagonizo la Ganaderia Salvador Guardiola .
Los primeros sustos y caídas llegaron en la Cuesta de Santo Domingo, en donde la manada se echó encima de los corredores, algunos de los cuales se fueron al suelo.
Al suelo también cayó un toro, Patirrota, que comenzó el recorrido en solitario, con el enorme riesgo que supone.
Patirrota arrancó por la derecha y, junto al vallado de la Casa Consistorial, empitonó por el estómago al joven José Antonio Sánchez, de veintiséis años, natural de Cintruénigo (Navarra).
Fueron momentos dramáticos y desgarradores, porque el toro enganchó a José Antonio en el vallado y lo arrastró a treinta metros colgado de un asta, hasta soltarlo frente a Caso Unzu.
Era tal la aglomeración de gente que los hombres de la Cruz Roja no podían sacar la camilla para llevar al herido hasta la ambulancia. Cuando por fin pudo ser evacuado, José Antonio Sánchez llegó al hospital de Navarra casi cadáver.
Fue llevado directamente al quirófano, en donde se le hicieron transfusiones de más de quince litros de sangre, que no sirvieron para nada. A las diez y media de la mañana dejaba de existir sobre la mesa de operaciones.
Mientras el resto de la manada continuaba su camino hacia la plaza de toros, Patirrota, al paso, recorrió la Estafeta mirando a un lado y a otro, como si estuviera aturdido. Los mozos tuvieron que sudar hasta conseguir que llegara a la plaza de toros.
Allí, el morlaco que había entrado en quinto lugar, volvió a convertir el espectáculo en tragedia. En un derrote a la derecha, Antioquio corneó a Vicente Risco, de Orellana la Vieja (Badajoz), de forma impresionante le enganchó por el estómago, le tiró al suelo y allí volvió a ser golpeado por el toro, la cogida era irreversible: mientras le trasladaban a la enfermería, muchos espectadores pudieron comprobar cómo llevaba colgando parte del paquete intestinal.
A los tres minutos de entrar en el quirófano de la plaza, en donde se habían comenzado las transfusiones de sangre, moría irremisiblemente para desesperación del equipo médico que no pudo hacer nada por salvar la vida del herido.
En 1.977. José Joaquín Esparza Sarasíbar fue alcanzado en el callejón por el pisotón de un cabestro que le rompe una costilla y ésta le secciona la vena cava provocándole la muerte.
(Texto extraído del libro «Historia trágica del encierro de Pamplona» (1978), de Luis del Campo).
«…han captado la formación en el callejón de, tapón más que montón, auténtico valladar humano en el mismo borde del ruedo. Lo han originado esas gentes alocadas, que parecen no tener agallas para correr a la vera de los bóvidos, viéndolos y sintiéndolos, esos grupos que, en ocasiones, hasta sin comenzar el encierro irrumpen en avalancha hollando la rubia arena del anillo.
La manada se topa con alta muralla de mozos y las fieras, como rehuyendo asustadas el herir, levantan sus poderosas cabezas, patean a los caídos en un intento de continuar el camino, de remontar el conglomerado humano.
El barullo resulta indescriptible, el griterío ensordecedor y la emoción alucinante. Los toros se revuelcan excitados y furiosos.
Uno, Silletero, que ostenta en sus costillares el número 12 marcado a fuego cuando era becerro, quizá guiado por la mayor luz del lado de Telefónica, retorna sobre su anterior recorrido. Se oyen voces teñidas de angustia pidiendo se cierre la puerta de acceso al coso y reina la incertidumbre; quienes consideran no deben volverse más toros sobre sus pasos siendo necesario evitar el incremento humano con nuevos corredores rezagados junto con los mansos de reserva, frente a los que piensan no deben permanecer en el estrecho recinto del callejón, revueltos sin salida, hombres y fieras.
Hasta tres veces el sólido portalón, se abrió y cerró, pasando sucesivamente a los vallados, fuera del coso, otros dos miureños y varios cabestros.
Transcurrieron seis escasos minutos, que parecieron siglos, desde que la manada topó con el tapón humano hasta que se oyeron los dos sonoros chupinazos propaladores del encerrar de los cornúpetas en los corrales.
El balance se tradujo en uno de los más trágicos y sangrientos en la historia del tradicional espectáculo, no obstante en el devenir del tiempo los heridos curaron sin secuelas, salvo el joven José Joaquín Esparza, de 17 años, que quedó inerme en el callejón».
En el 1975. Gregorio Górriz Sarasa también fue alcanzado en el callejón por un astado de Fco. Javier Osborne de nombre «Navarrico».
(Texto extraído del libro «Historia trágica del encierro de Pamplona» (1978), de Luis del Campo).
«En el callejón, a la entrada del ruedo, se había formado un montón y lejos de deshacerse, cuando todavía era tiempo, se fue convirtiendo en auténtico tapón. Los adelantados cabestros, quizá acostumbrados a situaciones similares, comenzaron a pasar por encima, mediante saltos, pisoteos y aplastamientos de la masa humana, hasta lograr alcanzar el redondel.
Los toros rezagados, al encontrarse ante aquel obstáculo, optaron por volverse y en el tramo de Telefónica repartieron leña sin consideración. Se consigue que los toros enfilen hacia la plaza. Los toros pugnaban por entrar por el lado derecho, donde se encontraba el grueso del montón de muchachos.
Un toro se encontraba suelto, arrimado a la pared. Entonces dio media vuelta y se dirigió hacia la pared izquierda. Allí se encontraba Gregorio Gorriz y lo corneó causándole la muerte.
- 1974. Juan Ignacio Eraso Martiartu.
- 1969. Hilario Pardo Simón.
- 1961. Vicente Urrizola Istúriz.
- 1947. Casimiro Heredia. Murube 2 muertos
- 1947. Julián Zabalza.
- 1935. Gonzalo Bustinduy.
- 1927. Santiago Martínez Zufia.
- 1924. Esteban Domeño Laborra.
- 1910. Francisco García Gurrea.
- 2003. Fermín Etxeberria Irañeta.
- Desde el principio el toro «Capuchino» se fijaba en los corredores y no seguía la trazada de sus hermanos ni de los cabestros. De hecho, nada más entrar en la plaza del ayuntamiento no realizó el giro habitual a la izquierda y se llevó por delante a varios corredores. Quedó rezagado, empitonó a otro corredor en Mercaderes y ya realizó solo todo el recorrido.
Cuando todos los toros se encuentran ya en los corrales de la plaza, los corredores esperan en el ruedo a que se suelten vaquillas con los pitones embolados.
Es habitual que la gente se coloque sentada frente a la puerta de salida, para que la vaquilla pase por encima. Muchas personas son arrolladas, en parte debido a que con tanta gente participando de la actividad es difícil saber en qué dirección se mueve el animal.
Está prohibido terminantemente maltratar a los animales, propinar patadas, subirse encima, cogerlas del rabo o similar.
La relevancia internacional de los Sanfermines, ha llevado el nombre de España y de Pamplona por todo el mundo, hasta el punto de verse reflejada en dos superproducciones del cine Americano como son :
- La película “Día y Noche”del 2.010, protagonizada por Tom Cruise y Camerón Diaz, sitúan los encierros de San Fermín por las calles de Sevilla. El rodaje de dichas escenas se realizó entre Cadiz y Sevilla.
* La película de "The Sun Also Reises” (Fiesta, 1.957) basada en la novela de Ernest Hemingway que fue filmada en Ciudad Mexicana de Morelia por Henry King con los actores Ava Gardner y Tyrone Power haciendo alusión a los Sanfermines.
!!Viva San Fermín!!