Texto de la ONG Cultural Joselito "El Gallo"

Antonio Mejías Jiménez, más conocido como Antonio Bienvenida, fue un Torero Venezolano de origen español que nació en Caracas (Venezuela) el día 25/6/1.922.
Al poco de nacer su familia se trasladó a Sevilla, Ciudad donde fue bautizado y de donde era originaria su madre, para finalmente irse a Madrid.
Antonio perteneció a una de las dinastías toreras más importantes de la Historia, “los Bienvenida” y fue miembro de la saga de toreros célebres que empalmó la época de Manolete y Pepe Luis Vazquez con la de António Ordoñez y Manuel Benítez “El Cordobés”.
Fue el cuarto hijo del matrimonio formado por Manuel Mejías Rápela conocido como torero por el “Papa Negro” y Carmen Jiménez, llegando a ser el torero más célebre de los Bienvenida; Manolo, Pepote, Rafael, Angel Luis y Juanito. Su hermana, Carmen Pilar, es actualmente la única descendiente directa viva de Manuel Mejías Rapela.
Lidió su primer becerro a los cinco años y empezó a actuar como becerrista en 1936, presentándose en la plaza de Madrid el 3/8/1939 para estoquear novillos de Terrones.
En 1941 salió triunfador en cuatro de las cinco tardes que actuó en la plaza de Sevilla.
El 18 de septiembre de ese mismo año se consagró en la plaza de Toros de Las Ventas alternando con Joselito de la Cal y Rafael Ortega, su faena con el novillo Naranjito, de Antonio Pérez, pasaría a la historia como «la de los tres pases cambiados».
Era el comienzo de una larga y brillante carrera, en la que fue el torero predilecto de Madrid por excelencia.
Tomó la alternativa de manos de su hermano Pepote en la misma plaza el 9/4/1942 con toros de Miura.
Un par de meses después, el 26/7/1942, recibiría en la Monumental de Barcelona una de las cornadas más peligrosas de su carrera, que lo mantuvo más de dos meses fuera de los ruedos.
Durante sus primeros años, cosechó éxitos pero también conoció fracasos. Con todo, se fue convirtiendo en el torero de moda, con lances como el de 1948, cuando un toro le derribó y se salvó a sí mismo con un quite desde el suelo.
El 15 de noviembre de 1948, contrajo matrimonio con María Luisa Gutiérrez del cual nacieron cuatro hijos.
En 1952 denunció el fraude del afeitado de los toros, hecho que le granjeó tantos amigos como enemigos.
Entre 1953 y 1957 tuvo cinco temporadas gloriosas, tras las que sufrió un bache profesional.
En lo que se refiere a la crítica, recibió tanto valoraciones positivas como negativas. Y es que Antonio Bienvenida tuvo tardes buenas y tardes malas, salidas por la puerta grande e insultos desde el tendido.
Entre las tardes buenas se cuenta la histórica corrida del 3/7/1955, en la que toreó gratis a beneficio de Toreros necesitados, estoqueando en Madrid seis toros de Galache en solitario.
En 1956 recibió la Oreja de Oro de la Asociación de la Prensa, y ese mismo año ingresa en la Orden Civil de Beneficencia, siéndole impuesta la Cruz por la labor altruista que desarrolló mientras presidió el Montepío de Toreros.
A esas alturas de su carrera, había sufrido quince cornadas graves (quince pequeñas muertes, como le gustaba decir a el).
Fue Presidente del Montepío de toreros y organizó muchas corridas benéficas.
En 1957 se fracturó una pierna en una lidia benéfica a favor de los damninificados por las inundaciones de Valencia, y al año siguiente, el toro Cubitoso, de Sánchez Cobaleda, le hirió gravemente en el cuello.
El 16/6/1959 El diestro trató de afrontar entre tarde y noche torear doce toros en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Cuando llevaba nueve toros, quebró su resistencia. Los tres toros restantes los tuvo que estoquear el sobresaliente Antonio Mahillo.
En los años siguientes, realizó varias giras por America.
El 25/5/1963, siendo ya una figura consagrada, le dio la alternativa a Manuel Benítez “El Cordobés” y en 1964, en San Sebastián de los Reyes con un toro de Cembrano, hizo la que según muchos de los críticos fue la mejor faena de su vida.
En 1966, a los cuarenta y cuatro años, anunció su retirada, y el 16 de octubre, tras lidiar seis toros, su hermano Pepe le cortó la coleta en Las Ventas ante su hermano Ángel Luis.
Seguirá actuando en festivales hasta 1971, año en el que volvió a los ruedos. Su reaparición tuvo lugar también en la plaza de Las Ventas, el 18 de Mayo para confirmar la alternativa del mexicano Curro Rivera.
El 5 de octubre de 1974 se retira definitivamente en la plaza de Vista Alegre, a sus espaldas quedaban 775 corridas y 54 novilladas; 113 novillos y 1.628 toros estoqueados.
llevaba un año justo retirado definitivamente de la profesión. Su hermano Ángel Luis había recibido el brindis del último toro que había matado de luces el 5 de octubre de 1974 en la antigua plaza de Carabanchel después de alternar con Curro Romero y Rafael de Paula. Ese mismo año aún había hecho un último paseíllo en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla, también con Romero, y en un cartel que cerraba el jerezano Currillo.
El adiós al vestido de torear no implicó el alejamiento del toro. De hecho, la última vez que lo hizo en Sevilla pudo ser en una fiesta íntima –alternando con el gran Pepe Luis Vázquez– organizada en la Venta de Antequera por el recordado y conocido odontólogo hispalense Joaquín Varela.
En ese tiempo, Bienvenida no había interrumpido sus viajes al campo y siguió ciñéndose el traje corto para participar en los festivales benéficos para los que fue requerido. El último de ellos –no podía saberlo entonces– iba a celebrarse en la localidad charra de Tamames de la Sierra, el día 30 de septiembre de 1975.
Muy pocos días después, el 4 de octubre, se cumplía el aniversario de la muerte de su padre, el mítico Papa Negro, y Antonio había acudido con parte de la familia a una misa organizada por la hermandad de San Roque de la localidad madrileña de Colmenar de Oreja, a la que le unían estrechos vínculos desde que los hermanos Bienvenida, con su legendario progenitor al frente, aceptaron torear una serie de festivales para sufragar la reconstrucción de la ermita del santo, arrasada durante la Guerra Civil.
A mediodía se iba a organizar una excursión campera. Antonio; su hermano Ángel Luis; sus respectivas familias; los Graña, unos íntimos del Perú que querían ver torear al veterano maestro y también el joven Miguel Mejías, el último de los Bienvenida que se vestiría de luces a mediados de los ochenta sin alcanzar a tomar la alternativa. El destino de aquella comitiva eran los campos de El Escorial.
Se habían encerrado unas becerras en la finca Puerta Verde, de la ganadera Amelia Pérez Tabernero. Las faenas camperas transcurrían con relajada normalidad. Antonio Bienvenida había toreado con su acostumbrado magisterio lidiador a una vaca, de nombre “Conocida”, de excelente reata.
Miguel y Álvaro, otro sobrino del maestro, participan en la lidia y apuran los últimos muletazos del animal que es sacado de la plaza por la puerta del campo de la forma acostumbrada.
En las corraletas de la placita serrana aguarda otra vaca, bautizada como “Curiosa” en el herradero, que no hace nada bueno ni malo durante la tienta. Antonio alecciona a Miguel y se decide a dejarla marchar. La puerta la maneja su hermano Ángel Luis que no puede advertir que la anterior becerra, Conocida, había quedado agazapada junto a los muros de la plaza.
El viejo torero había quedado de espaldas y no pudo esquivar la violenta entrada de la becerra que le volteó aparatosamente haciéndole caer de mala forma.
Bienvenida había girado sobre las vértebras cervicales para quedar inerte sobre el pequeño ruedo. Posiblemente nadie pensaba en un percance fatal. Trasladado a la casa de la finca, siente frío en el tibio otoño serrano. Se le abriga con capotes de brega y se espera una ambulancia. Demasiado tiempo...
Antonio Bienvenida fue ingresado en el hospital madrileño de La Paz. Las primeras esperanzas de recuperación se pulverizan por completo al día siguiente. El torero queda sumido en un coma profundo que sólo se resolverá con su fallecimiento al atardecer del día 7 de octubre de 1975.
El 8 de octubre, su féretro fue portado a hombros en la plaza de Las Ventas por sus compañeros Ángel Peralta, Paco Camino, Curro Romero, Paquirri y Palomo Linares entre otros.
Fue hermano de la Hermandad de la Esperanza Macarena de Sevilla y miembro del Opus Dei.
La primera mujer torera Conchita Cintrón, definió a Bienvenida como «esencia de señorío en gestos de torero», y Rafael Gómez López-Egea, uno de sus biógrafos, dijo de él: «No fue solo un torero de época, supo estar por encima de las modas pasajeras, en una búsqueda insaciable de las esencias del toreo».
La calle principal de la Feria de Sevilla lleva su nombre.
Todo lo relacionado con la saga de los Bienvenida, y en particular de Antonio Bienvenida, fue donado por Don Juan Murillo de Saavedra Vizconde de Burguillos al Club Taurino Extremeño.
Antonio Bienvenida demostró que además de un gran torero, fue un hombre comprometido con la solidaridad hacia los más necesitados. Tanto es así, que en la Ong Cultural y Artística Joselito “El Gallo” el nombre de António Bienvenida también se barajó para dar nombre a nuestra organización, por que al igual que José Gómez, fueron toreros que históricamente demostraron su compromiso con el pueblo.