Éramos pocos y apareció "el cabestro"...

Esta sexta-feira anda suelto -y sin campino que lo conduzca- una especie de cabestro por las redes sociales dando cabezadas sin ton ni son, a diestro y siniestro. El tipo en cuestión arremete contra la TRIBUNA da TAUROMAQUIA -no esperábamos menos- y justifica lo sucedido y bochornosamente protagonizado por 16 forcados y un cavaleiro, el domingo pasado en Benedita.

El cabestro ese, en vez de recoger a los muchachos de la "hazaña" de Benedita y aconsejarles bien, resulta que los defiende diciendo que son unos forcados estupendos y que merecen estar en la Fiesta porque por Navidades hacen campañas de recolección de alimentos para los más necesitados.

Con semejante planteamiento, el cabestro ese que le ha faltado tiempo para faltar al respeto a la labor de la TRIBUNA da TAUROMAQUIA en defensa de la Tauromaquia -y faltar de paso al respeto a todos los portugueses que defienden una Fiesta verdadera, no una trapallada como la que simboliza lo acaecido en Benedita-, acaba con su postura impresentable por dar alas a que situaciones tan lamentables como la habida el otro día, se repitan...

Así estamos. Tipos, como este, que todavía aplauden que 16 sujetos vestidos de forcados + 1 cavaleiro-rabejador se cisquen en la Tauromaquia.

Desgraciadamente, así, el final está cada vez más cercano. Y a este tipo de sujetos, como "el cabestro", también se lo debemos...

Por cierto : "el cabestro" -que denota a las primeras de cambio ser un xenófobo de cuidado- no es un sujeto cualquiera. Anda a veces suelto por el callejón de alguna que otra plaza... pero no aprende nada, de lo que es y debe ser un correcto desempeño de un grupo de forcados. Se ve que le puede más la compadrada, el chalaneo, el todo ao molho... en fin : un autèntico abraza-farolas.

No hay duda que siendo esto así, es una satisfacción recibir una coz de una acémila de este tipo. Nos honra; sin duda.

-------------------


Esta foto que aquí aparece... pertenece a los buenos amigos del Museo Taurino de Alter do Chão, Ana Meira y Marco Gomes. Y no deja de ofrecernos el semblante, más o menos actual, del propio Marco Gomes y de Manuel Pires, el "Pires pequeño", como nosotros le llamabamos...
Es la estampa de dos amigos, sí, pero sobre todo dos grandes taurinos los que en la foto aparecen.

Los Pires, Manuel y su hermano mayor, durante no pocos años empujaron con fuerza la Tauromaquia y la entrañable plaza de toros de Nazaré. Y el restaurante que Manuel -y su familia- tienen aún en la plaza del Sitio de Nazaré ("Casa Pires - restaurante A Sardinha", así se denominaba en los viejos tiempos) era los días de corrida en la plaza del Sitio, lugar por donde desfilaban desde las 19 horas en adelante todos los taurinos que allí podían entrar (se llenaba hasta los topes) : desde el apoderado de un cavaleiro hasta el embolador; desde el padre de un forcado de Chamusca hasta un fulano de Vigo que más de una vez pisaba aquella plaza...
Los Pires están ligados a la historia de la Tauromaquia de Nazaré. Pero no porque comiesen -con especial deleite- en su local todos los taurinos, sino porque fueron empresarios de la plaza y muy buenos carteles eran los que promovían en aquellos tiempos.

Hoy, Manuel Pires, ya lo veis en la foto ya peina no pocas canas y usa gafas; es decir, se parece mucho ahora a la estampa de su hermano mayor en aquellos tiempos de antaño. El "Pires mayor" era quien empujaba a tope la organización de las corridas de toros en Nazaré, pero el "Pires pequeño" no se quedaba atrás y secundaba siempre a su hermano, independientemente de las muchísimas entradas (bilhetes) que vendía su familia durante la semana, en aquel restaurante, entre sardina asada y lulas (calamares) estofadas...

¡Qué bien se comía en aquella Casa Pires, en donde fuera, a la puerta, dona Alicia, la matriarca, asaba las sardinas y demás pescados con una maestría y perfección únicas!... 
No era una carta (ementa) extensa, pero todo lo que allí se cocinaba era ¡de 10!. 
Aquellas lulas estofadas, con aquel encebollado supremo... fueron las mejores que comimos en nuestra vida; irrepetibles en otros lugares. De las sardinas no hablemos : tal era la fama, que las congelaban para luego tener en el invierno, dado que clientela habitual que se desplazaba ex profeso desde otros lugares para ir a comerlas allí, las pedía también fuera de época... Aquellos lenguaditos a la brasa eran únicos. Y aquel arroz con una langostita pequeña -y otras iguarías- capturada en los fondos marinos-arenales que dan a la costa entre Nazaré y Peniche era también divino...

El tiempo pasa indefectiblemente, que se lo digan sino a Manuel Pires -y a quien escribe estas líneas-. 
La Vida sigue. Dios tiene que tener en la Gloria permanente a dona Alicia (q.e.p.d.) porque -aparte de ser una piadosa mujer- tanto bien hizo como maestra-grelhadora, tantos paladares agradó con aquellos peixes, de modo que bien merece el recuerdo de todos, pero también la Justicia divina.

Hoy en día, el "Casa Pires" es un restaurante con cierto tronío, en donde como no reserves mesa, por lo general, aviado vas... Así nos sucedió poquito antes de la Covid... Aún así logramos cenar y todo estaba exquisito... pero faltaba -ley de Vida- aquel ambiente de antaño, aquella cocina tan familiar -en la que hablabas con aquellas dos auténticas artistas que manejaban los fogones-, aquel ambiente tan especial, tan taurino también... 
Aún tuve ocasión de saludar a "Manuel Zé" pero... tal era el llenazo que no dio para dedicar unos minutos a los recuerdos.

Pero hoy -gracias a Marco Momes & Ana Meira- al ver a Manuel en la foto publicada por los amigos de "Ramagens de Ouro e Prata"... no hemos podido por menos que evocar aquel Nazaré de los sábados de tourada en la plaza del Sitio, aquel Nazaré que durante décadas, sí, décadas, felices nos hizo en el ir y venir de cada verano.

EUGÉNIO EIROA)