El cavaleiro Rui Salvador intensifica en estos días de abril su preparación cara a una pronta vuelta a los ruedos. Queda atrás la operación quirúrgica sufrida en el inicio de año para solucionar problemas en hombro y espalda que le dificultaron en sus evoluciones en la temporada anterior, donde en un rasgo de indudable profesionalidad, llegó a actuar en más de una ocasión infiltrado, sobrepasando así las molestias y dolor que sentía en sus afecciones. Pero por lo que parece, todo eso queda atrás ya y el cavaleiro está muy optimista cara al tiempo que viene y dispuesto a aceptar los retos que se le planteen. 

Rui Salvador es un torero a caballo que ha dado mucho a la Tauromaquia portuguesa. Dueño de un estilo muy peculiar, donde -además- su enorme capacidad de superación le llevó en circunstancias muy difíciles en las plazas a dar la vuelta a toros que parecían infumables... haciéndose acreedor al sobrenombre de "el cavaleiro de los ferros imposibles".

Con ya décadas de carrera profesional taurina, Salvador ha sido siempre destacado como eso, como "o cavaleiro dos ferros impossíveis" y... ahí se han quedado algunos críticos taurinos. Es un error; porque la Tauromaquia de Rui Salvador va más allá de ser "o cavaleiro dos ferros impossíveis", para ser un muy importante torero a caballo, dueño de una equitación de alto nivel -que es base fundamental para torear montado sobre un equino-, igualmente dueño de una técnica muy depurada y mejorada con los años, excelente conocedor de los terrenos, creador al fin y al cabo de una muy propia tauromaquia con aspectos -algunos hasta llamativos- muy dignos de ser tenidos en cuenta. Por eso -y por bastante más- decimos que Salvador es mucho más que "o cavaleiro dos ferros impossíveis".

Ahora bien : es evidente que la valentía adornó siempre la carrera de Rui Salvador. Ha sido y es un cavaleiro que nunca se arrugó ante una situación adversa, por complicada que aquella fuese. Cuando otros arrojan la toalla o llaman constantemente al auxiliar (banderillero) para que les saque el toro de tablas y... así colarse luego por el espacio abierto por el subalterno, tomar al toro por detrás y colocarle un violín de alivio... Salvador ha optado las más de las veces por llevar su caballo hasta la misma cara del toro, arrancarle de tablas en esos viajes -a veces repetidos hasta casi la extenuación del equino y del jinete- y, en cuanto un mínimo espacio fuese posible, retarle de frente, cara a cara, echarse materialmente con el caballo sobre el morrillo del toro y colocar con éxito un poco más abajo la farpa pretendida... Esto, que es de un mérito enorme... y que es de agradecer porque supone lidiar, dar en cierta medida capotazos con el caballo... supone respetar al público que paga una entrada, intentando llegar al filo de lo imposible. Y esto Salvador lo ha hecho una y mil veces, siempre, a lo largo de su carrera, de ahí el apelativo de "o cavaleiro dos ferros impossíveis".

Sin embargo, en este abril de campos en Tomar y O Ribatejo que son explosión tremenda de flores, en este abril en donde Rui Salvador intensifica su preparación y, sabedores de su próxima vuelta a los ruedos, no podemos por menos que reivindicar el gran torero a caballo, integral, que es el cavaleiro nabantino, algo que nos lleva a juzgar que el apelativo de "o Cavaleiro dos ferros impossíveis" está muy bien, pero Salvador es mucho más que eso; es un torero a caballo lo suficientemente importante y capaz como para merecer una consideración mucho más allá del sobrenombre varias veces repetido en este artículo.

Estaremos, pues, expectantes sobre la vuelta del cavaleiro de Tomar. La Tauromaquia portuguesa le necesita. Sin duda alguna.

EUGÉNIO EIROA