Lo que reflejan las 8 estupendas fotos de José Canhoto, porque recogen en secuencia, en décimas de segundo, una tras otra lo que ahora vamos a glosar, es la grandeza del mundo de los forcados, la unión, la camaradería, el todos a una que reflejan sus principios fundamentales...

Las imágenes de nuestro muy apreciado José Canhoto son del 11 de octubre del año 2014, en la plaza de toros llamada Arena de Évora. El intento de pega fotografiado por nuestro amigo y excelente repórter corresponde al grupo de forcados amadores de Évora precisamente.


El forcado de caras ya ha colocado, encajado, su torax entre la cuerna del toro y espera -tal vez- que el animal eche la cabeza arriba para cerrarse, abrazarse a su cuerna precisamente. Mientras, el llamado primer ayuda -que viene detrás del forcado de caras- podría parecer -por la imagen- que tiene una actitud cobardica, pero nada más lejos de la realidad...

...Y es que ahí está, el llamado primer ayuda, lanzándose para caer a plomo, justamente lo que se dice bien empacado, como duplicando -o más- el peso del forcado de caras depositado sobre la cabeza del toro. Forcado de caras que -véase- ha optado por "fecharse á barbela", a la vista de que el animal no ha echado finalmente la cabeza arriba...si bien empuja recto y con notable fuerza.

Consciente el toro de lo que tiene encima de su rostro : dos forcados por el precio de uno, opta por dar no solo un arreón, sino -sobre todo- cabecear, para ver si logra que los adheridos forcados vuelen por los aires y se suelten de la reunión... saliendo despedidos

Pero el toro no cuenta con que los dos forcados son de armas tomar...y pese a su cabeceo insistente, el toro no es capaz de deshacerse ni del forcado de caras -pese a la situación dificultosa que este vive, agarrándose muy a la desesperada a la cornamenta-, ni tampoco del primer ayuda quien de modo inverosímil se agarra a su vez al forcado de caras, tratando de que aquella su fabulosa unión con su compañero no se resquebraje...

Resulta increíble el aguante a la desesperada de los dos forcados como respuesta a las violentas sacudidas del toro, ansioso de desembarazarse de la molesta doble carga a su cabeza aún adherida...

Es increíble la resistencia de los dos forcados, aún en las acrobáticas posturas que les toca representar, mientras el toro, en nada acobardado, insiste en deshacerse de sus oponentes.

Todo tiene un límite, incluso la heroicidad... Y la fuerza con que el toro agitó su cabeza acaba por enviar al suelo a los dos forcados, pese a los ímprobos esfuerzos de ambos por frenar al animal.

La estampa final : los dos forcados en el suelo, a merced del toro que ha ganado la batalla. Sin embargo, el comportamiento noble del animal salta a la vista, como ya antes se evidenció al no cabecear en el momento de la reunión inicial con el forcado de caras. Ahora lo confirma, al no hacer hilo con quienes en el suelo están a su merced, con quienes por el han sido derrotados... Esta vez ganó el toro, un excelente toro, por cierto. Las cosas como son.