Las dos imágenes no tienen desperdicio. No hay duda. Pero hay que verlas en su contexto, hay que verlas -tal y como son- imaginando dónde estaba el fotógrafo, que no dejó de arriesgar lo suyo para poder captar esta expresividad del toro, gran protagonista de las fotos, muy singularmente de la segunda de ellas...  

5 años atrás, un 14 de enero, el Grupo de Forcados Amadores de Bencatel se disponía a llevar a cabo una sesión de entrenamiento. Para ello tenían dispuestos unas novillas y unos novillos. Una de estas reses, en cuanto salió por el portón de toriles, echó a correr y a dar saltos, sin más, con los forcados atónitos... Primero intentó el animal saltar a la grada. En la plaza de Bencatel no hay -como se observa- barrera rodeando el ruedo, solo cuatro burladeros anclados en el piso de plaza (hace las veces de barrera el muro de cemento de las bancadas, demasiado alto como se observa). 

Imposibilitado el novillo para saltar a las gradas, optaría luego por protagonizar durante unos segundos un número circense, desplazándose levantado sobre sus cuartos traseros, como recoge la originalísima foto de José Canhoto. 

Una vez más, el fotógrafo estaba allí. Y retrató lo que había que retratar : el numerito del toro-acróbata.