Merecido -y de absoluta justicia- elogio de la figura de "El Formidable", en la hora de su muerte

"El Formidable" en acción en Pamplona, en expresiva foto de Javier Bergasa. - ( El diario "Noticias de Navarra" le recuerda con cariño )

Para todos era "El Formidable".
Pero su carnet de identidad decía Juan Luis de los Ríos Raposo. Marcó con su figura y con su buen hacer con las banderillas -y también con el capote donde era muy solvente-, todo un tiempo, todo un período de años -especialmente en la década de los 80- en que los públicos le obligaban cada dos por tres a desmonterarse.

Había sido novillero inicialmente, pero luego optó por ingresar en el escalafón de los de plata, donde acabó alcanzando la cumbre. Su voluminosa figura no hacía presagiar que aquel hombre fuese capaz de hacer en una plaza lo que hacía... al principio, algunos públicos, ignorantes, pretendían tomarle a chacota. Pero... cuando constataban que la realidad de Juan Luis era otra bien distinta de la que aparentaba, acababan por aplaudirle puestos en pie... 

Por eso, los años finales de "El Formidable" como banderillero fueron de auténtica apoteosis, de plaza en plaza, de feria en feria... el no fallaba nunca salvo cuando algún toro le echaba mano, que cogidas tuvo e importantes. Pero tuviese el toro que tuviese enfrente, el lo hacía en todo momento con verdad y pureza. Su asomarse al balcón de los gigantescos pitones que suelen caracterizar al toro de Pamplona, de Madrid, o el de Bilbao mismo, era de tanto compromiso que, muy pronto, a los pocos años de allí acudir, Juan Luis de los Ríos era un personaje queridísimo del público pamplonica o bilbaíno.

No se arredraba jamás; cuando arrancaba para marcar sus posiciones ante el toro, "El Formidable" era la seguridad en si mismo personificada, la capacidad para llegado el momento del embroque sacar con impecable estilo las manos de abajo arriba, portando aquellos garapullos que luego clavaría perfectamente reunidos en donde verdaderamente debe hacerse. Fue alcanzando poco a poco tal perfección en sus acciones, que verle hacer el paseíllo era siempre la garantía de que, al menos en dos de los toros de la corrida, iba a haber espectáculo garantizado en banderillas, además de una excelente brega con el capote, donde era también de lo mejorcito.

"El Formidable" fue uno de los toreros de plata más famosos -sino el que más en su tiempo- y de los más vitoreados y coreado su nombre, en varias plazas de las importantes de España. Nunca se arredró ante toro alguno, fuesen toros más grandes y de las ganaderías más encastadas... 
Cuando pasaron los años y "El Formidable" ya no estaba en activo, surgió la figura de un banderillero portugués, Pedro Gonçalves que, por su estampa y modo de ejecutar el tercio de banderillas, traía algunos recuerdos, cierta esencia de aquel Juan Luis de los Ríos que nunca se nos ha ido de la cabeza a los aficionados. Pero claro, "El Formidable" era el, era único.

Este miércoles, en muchos lugares de España, donde "El Formidable" actuó durante años, se le recuerda con enorme cariño pero también con la tristeza que produce la noticia de su muerte. Una veintena de veces, por ejemplo, hizo el paseillo como banderillero en Pamplona... donde se coreaba por miles de voces en la plaza, siempre aquello de "¡Formidable, Formidable...!".

Aquel voluminoso cuerpo, aquellos notorios kilos, le respondían siempre a Juan Luis de los Ríos, quien cuando acudía al sastre, traía a mal traer al alfaiate -como dirían los hermanos portugueses- porque había que hacer milagros para meter a aquel hombre en un traje de torear. Ciertamente. Pero también era cierto que "El Formidable" podía con todo. ¿Cómo no iba a lograrlo, cuando se jugaba materialmente la vida cada dos por tres colocando a la perfección los rehiletes y pisando en todo momento terrenos de auténtico compromiso?.

Ver cómo citaba "El Formidable" al toro, dándole mucha distancia, arriesgando así al máximo, procurando no restar belleza y emoción alguna al momento que iba a protagonizar, fue una grande e inolvidable experiencia para quienes tuvimos la suerte de verle en acción docenas de veces. No era un banderillero cualquiera, por su poderío, por su valentía, por su compromiso... pero también por su estampa física, por todo, Juan Luis de los Ríos "El Formidable", era único.

Tuvo un hijo, Juan Carlos, también taurino, que actuó igualmente primero como novillero y luego como banderillero. Siendo un torero de plata más que aceptable, no cosechó la fama de su progenitor. 
La muerte inesperada, -con solo 45 años- en 2013, de su hijo, sumió a Juan Luis de los Ríos Raposo, "El Formidable", en una tristeza infinita, de la que no ha podido recuperarse en estos últimos años. Hasta que ha llegado para Juan Luis la hora final de reunirse en el más allá con su querido hijo.

Se nos va así este miércoles de diciembre, con la noticia triste de que, en su Jerez natal, el popular banderillero Juan Luis de los Ríos Raposo 'El Formidable' ha fallecido a los 78 años, un torero de plata muy querido y popular en todo el mundo del Toro.

Nacido el 17 de mayo de 1943, empezaría en los ruedos muy joven, con apenas 14 años. 
Debutó como novillero con caballos en la plaza de Sanlúcar de Barrameda el 12 de septiembre de 1963 con El Pireo, Gabriel de la Haba 'Zurito' y novillos de Albaserrada, un triunfo que repetiría en Sevilla el 12 de mayo siguiente, como recordaba el crítico taurino F. Orgambides esta tarde.
El 29 de junio de 1964 debutaba en Madrid, en Las Ventas con El Puri y José González Copano con una novillada de Valverde.
En 1967 se hizo banderillero toreando con diversos toreros inicialmente. Más tarde y en adelante formó como fijo en las cuadrillas de José Luis Galloso y Francisco Ruiz Miguel, entre otros.

Imagen en el "Diario de Jerez" de un patio de cuadrillas. El primero por la derecha es Juan Luis de los Ríos "El Formidable" que, en ese día, salía a las órdenes de Francisco Ruiz Miguel -primero por la izquierda-. El segundo por la izquierda es Rafael de Paula... Arte y valor a raudales se reúnen en este viejo testimonio gráfico que nos muestra a un entonces aún joven Juan Luis.




TRIBUNA da TAUROMAQUIA

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