Es para la TRIBUNA da TAUROMAQUIA IBÉRICA un honor poder contar, aunque sea de vez en cuando, entre nuestros colaboradores o firmas invitadas, con la participación de la gran escritora taurina peruana, Magaly Zapata. Nuestra estimada amiga es una de las más brillantes comunicadoras taurinas que, a lo largo de décadas ya, Perú ha dado a la Tauromaquia. Autora de libros, ensayos, responsable de páginas en Internet, corresponsal de muy diversas publicaciones, Magaly es todo un referente y nos enorgullece tenerla con nosotros, ya en esta primera colaboración que con sumo agrado recibimos, en la que nos cuenta sus impresiones sobre el delicado momento que vive -y sufre- la Tauromaquia en el tan querido país andino.

LA ESPERANZA NOS DEVOLVIÓ 
LA TRADICIÓN TAURINA EN LIMA Y EL PERÚ

Desde Perú, saludos de Magaly Zapata. 

Largos meses y larga espera para que en la capital limeña se abriera oficialmente la actividad taurina, de manera formal y de ley, con entradas en taquilla y cumpliendo las condiciones de distanciamiento y seguridad sanitaria que la pandemia exige y detuvo el Toreo a partir de marzo 2020, sin que se pudieran celebrar corridas de toros que son la esencia de las fiestas patronales a lo largo y ancho de nuestra piel de toro blanquirroja. 

En condiciones adversas por una malsana política anti instalada, que aprovecha la falta de categorización de la actividad en el ministerio del sector Cultura, esta vez y después de dos espuelazos, el empresario taurino Tito Fernández insistió, perseveró y consiguió el permiso municipal sujeto a la norma del Gobierno que permite actividades sin restricciones de aforo en espacios abiertos y al aire libre. 

Aún así y siendo precavido, no se puso en venta sino un porcentaje del aforo para concordar con las precauciones que se deben seguir en pandemia. Y fue así que esta vez, ya dicen que a la tercera va la vencida, se dio la tan ansiada reapertura de la actividad taurina y de manera oficial en el marco de un festival taurino de postín con la presencia de matadores de toros y novilleros peruanos el sábado 28 de agosto y una corrida de toros el domingo 5 de setiembre. 

Ambos eventos con venta de entradas por internet y en taquilla. Lo destaco porque hasta este momento, lo que se venía haciendo se enmarcaba en festivales ‘privados’ o alguna que otra corrida en ciudades del Sur del país muy alejadas del ojo antitaurino -que incansable persigue anuncios de la actividad para denunciarlos ante la autoridad competente como ‘ilegal’ por la carencia de contar con una categoría en el Ministerio de Cultura que marca la reactivación en fases y aforos-. Todo con visos de convertirnos en clandestinos. Pero gracias a la oportuna licencia municipal que nos sujeta dentro de las actividades tradicionales y al aire libre sin restricción de aforo, se dio este importante paso adelante. 

En cuanto a la actividad en Lima Capital lamentamos que la pandemia se haya llevado dos puntos importantes, en el Cono Norte y Sur donde se instalaban plazas desmontables pero estables: Torokuna y Yawartoro. Sus propietarios fallecieron y ante la inactividad sus herederos se deshicieron de plazas y terrenos. Lugares ambos donde todos los fines de semana del año se daban festejos costumbristas y patronales con toros y a plaza llena. 

Dentro de ese panorama se encuentra la antigua plaza de toros del Acho, principal vitrina del Perú y que -desde mayo 2020- la empresa concesionaria devolvió a su propietario, la Sociedad de Beneficencia de Lima, quedando en el aire el contrato que en ese año debió finalizar. A día de hoy solo ha trascendido que el alcalde de Lima, que transgrediendo facultades impone su decisión a Beneficencia, habría ordenado que no se entregue Acho para toros hasta que culmine su mandato, es decir 2022. Por ello la plaza de toros instalada al Sur de Lima, en el distrito de Lurín, haciendo honor a su nombre, Plaza de Toros La Esperanza, se yergue como la única esperanza para que los limeños, clásicos y nuevos a decir de una clasificación realizada por un estudio del Perfil del consumidor limeño, podamos acudir a ver nuestro espectáculo favorito de manera formal y normal, como antes. 

Es perentorio que lo que venga se sujete a las normas y evitemos ir por el camino corto, de festejos intramuros, porque flaco favor le hacemos a nuestra tradición, a nuestras ferias, a los ganaderos, a los profesionales, en suma a nuestra fiesta.

Magaly Zapata es Directora de las páginas

(Fotos que siguen, de lo habido en la Plaza de La Esperanza, hechas por la propia Magaly Zapata, al igual que la crónica de este festejo).

La Esperanza de Cubas 
que descerrajó la puerta grande



Algo avizoré en el festival de Puerto San Luis y hoy lo confirmé. Juan Carlos está en 
el mejor momento de su carrera por capacidad, convicción, oficio y expresión de su tauromaquia. Si me apuras, extrapolable al tiempo aquel de la novillada de 
ensoñación que nos regaló en Acho al dejar el escalafón menor. 
Pero hoy, ahora, en este 2021, con un poso de toreo asolerado que encanta, encandila. 
Expresa, siente y trasciende.

Brilló con el buen segundo de la tarde al que le cortó una oreja que cuajó desde el excelso saludo por 
mecidas verónicas hasta el trasteo con la diestra, siempre templado y siempre bien colocado, sin dudas 
ni vacilaciones. Ante el quinto, pintor de nombre, pintó en el lienzo de arena otra obra de importancia. 
Otra vez sembrado con el capote y empujando la calidad del Santa Rosa de Lima por el lado derecho, 
el pitón más largo y profundo, pero trazando naturales también aún cuando por ahí se recostaba un tanto 
el astado. Reventó el ánimo de la concurrencia y el momento rozó la apoteosis al rematar su labor con 
la espada con eficacia y los dos apéndices pasaron a su esportón y con ellas tres, la salida a hombros 
como absoluto triunfador de la primera corrida de toros en la incipiente reactivación del sector en la 
capital.

Menos fortuna en el resultado tuvieron sus alternantes. Emilio Serna que abrió plaza tuvo un astado que 
no se entregó en sus telas pero estuvo dispuesto y logró importantes muletazos que emborronó con la 
espada. Con el cuarto no se entendió. Porfió y lo intentó pero el toro no permitió que el toreo fluya por 
su intermitente ritmo.

Cristian Escribano era nuevo en plaza y país. Se dejó ver cómo un torero de fino corte, de los que gustan 
echar la tela abajo para que los vuelos manden. Temple y gusto en su faena con el tercero, que tuvo en 
derecha su mejor lado, con calidad para que surja el toreo pero el acero impidió que sume trofeo. 
Espoleado y con más enfado y chispa salió en el cierraplaza al que recibió por verónicas de rodillas y 
toreó a placer con la muleta, con temple y gusto pero otra vez el acero lo privó de trofeo.

Se lidió un encierro de la ganaderia limeña Santa Rosa de Lima, bien presentado y buenos en líneas 
generales, con calidad y nobleza. Así es que se cumplió la primera corrida de toros que abrió Lima en 
festejos mayores. Otra vez en la plaza de toros La Esperanza en que este domingo de toros, 5 de 
setiembre 2021, sea el inicio de muchos otros festejos en la capital. A ver si empujamos por que 
también se nos abra Acho.
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