La "ofendidita"  alcaldesa, carbayona, de Gijón

Pedro J. Cáceres. Editorial del programa radiofónico La Divisa (23-08-2021)

No es ninguna novedad que cargos públicos antepongan su ideología por encima de los intereses ciudadanos, eso se llama sectarismo.

Ese sectarismo, hasta la llegada de Sánchez -esto no es PSOE, ni mucho menos socialismo- era patrimonio de la izquierda verde, parte de la izquierda del antiguo comunismo y la extrema izquierda totalitaria, tal que Podemos. Ahora se sube al carro el “sanchismo” y ¡ojo! con Ciudadanos.


La estéril polémica creada por la alcaldesa de Gijón con su soflama de no dar la prórroga para la gestión de la plaza de toros de Gijón y no sacarla, posteriormente, a concurso, declarando que el recinto se dedicará a musicales y no a toros, no responde a un calentón “menopáusico” sino a una estrategia medida para acabar con La Fiesta y que cuenta con el beneplácito del partido y, también, de Moncloa desde la atalaya de la número 2, o 3, Adriana Lastra, una vez que la "machaca" de Sánchez, y este, se hayan desembarazado de Carmen Calvo y Ávalos, los melifluos, cursis y pusilánimes representantes del ¿taurinismo? en el Gobierno (ex ya, por tanto).

Lo de los nombres de los toros, Feminista y Nigeriano, que ha proclamado como excusa de mal pagador haciéndose la “ofendidita” (hay que ver que piel más fina para tanto “trapío”) no es más que un burladero donde guarecerse de su ignorancia, su totalitarismo y proyectar una indigencia moral (doble moral) y una mendicidad democrática.

Es posible que en Gijón no haya toros en 2022, pero en la primavera de 2023 habrá elecciones municipales y el pueblo hablará para dar su veredicto sobre la medida tomada por control remoto a menos de dos años: Será entonces el momento de decidir, la ciudadanía, si tiene que refugiarse en una “puerta giratoria” de la que tanto abusa el sanchismo esta alcaldesa, carbayona (nacida y pacida en Oviedo -o extrarradio- hasta fue elegida alcaldesa de Gijón).

Será entonces cuando el pueblo, como siempre, dicte su sentencia respecto de su gestión y este buque insignia demagógico de suprimir los toros con el daño que pueda causar a la hotelería, hostelería y demás sector servicios y privar de 50.000 euros a las arcas municipales en concepto de canon, que atendiendo a la cantidad es más un impuesto revolucionario.

Decía Pepe Luis que a él no le daban miedo las balas, sino su velocidad. Lo mismo que la sandez que se dice amplía su perversidad por el tono, y el tono reiterado en sus declaraciones es de tanta falta de talante -lo del talento nulo se le presupone- como de soberbia. Es decir “en el tipo de casa”, casta sanchista.